2013-05-29



Paralelamente a la segunda etapa de la Revolución Industrial que tuvo lugar en Europa, en 1870 apareció la primera caja registradora. El primer método automático para contabilizar ingresos y transacciones, el primer sistema de punto de venta (POS, point of sale).

Durante casi 100 años el sector no sufrió demasiados cambios más allá de facilidades en su funcionamiento y manejo. No fue hasta la década de los 70 cuando fue introducida una nueva innovación importante relacionada con los sistemas de POS, el código de barras. Los primeros códigos regulamentarios aparecerieron en 1974 y siguen siendo hoy en día un claves en las transacciones comerciales que tienen lugar día a día en todo el mundo.

IBM e Intel fomentando la innovación

Alrededor de ese mismo año en IBM empezaron a mostrar un interés particular por las cajas registradoras que apenas habían cambiado en el siglo anterior. Así, en 1973, el gigante de la informática estadounidense introdujo las Early Electronic Cash Registers, unos terminales de venta electrónicos que tendrían en los IBM 3650 y 3600 Store Systems sus principales representantes, ordenadores que por entonces eran utilizados para controlar las cajas registradoras de supermercados y otros tipos de negocios.

Dispositivo POS creado por Brobeck

A mediados de 1974 los sistemas de IBM ya estaban instalados en centros comerciales como Pathmark y Dillard’s, repartidos por todo el noroeste de los Estados Unidos y especialmente en Nueva Jersey. Intel, también comenzaba por entonces a interesarse por el segmento*. Los procesadores del fabricante californiano (en concreto el Intel 8008) fueron utilizados por la empresa ‘William Brobeck and Associates’ para, en 1974, instalar los primeros sistemas de cajas registradoras en los McDonald’s.

Cada estación dentro de los restaurantes tenía su propio dispositivo que permitía realizar los pedidos de los clientes y mostrar además sus componentes. Estos dispositivos, a su vez, formaban parte de redes que se conectaban a uno o dos ordenadores centrales que permitían realizar tareas que hoy en día parecen triviales como imprimir tickets y recibos, mostrar precios, etc.



Pasaría casi una década hasta que otros sitemas de ventas fueron creados con herramientas más avanzadas, como el introducido por Gene Mosher en 1985 basado en el Atari Mega ST o el software presentado en 1992 por Martin Goodwin y Bob Henry basado en Microsoft Windows.

Sin cables, móviles. ¿Conectados?

La implantación en la década de los 90 de las primeras redes inalámbricas favoreció otro avance importante, permitiendo que los sistemas y dispositivos de POS se conviertiesen en móviles; elimintando así la necesidad de estar constantemente conectados a otros terminales más potentes.

Clave en el desarrollo e implementación de estos sistemas móviles fueron los restaurantes. Debido a las características de los negocios de la restauración la posibilidad de que varios trabajadores dispusiesen de terminales de cobro suponía un ahorro importante tanto de costes como de tiempo.

La evolución de más de 100 años descrita anteriormente escenifica una máxima que acompaña al sector de los dispositivos de cobro o POS durante toda su historia: su adaptación a las innovaciones tecnológicas que estaban siendo desarrolladas por otros. Y la introducción y expansión de Internet desde mediados de la década de los 90 hasta hoy en día ha tenido un impacto quizás todavía mayor que todos los que hasta el momento había sufrido el sector.

Aparecen terminales que no sólo aprovechan las redes inalámbricas si no que también disponen de acceso a Internet y que, además, millones de personas en todo el mundo llevan en su bolsillo: los smartphones.

Jack Dorsey y su cuadrado mágico

Jack Dorsey es uno de los emprendedores en serie más importante de la última década. Original de St Louis, Missouri, Jack había mostrado desde pequeño su pasión por los mapas y la vida urbana. Después de abandonar la universidad local sin haber acabado sus estudios se mudó a Nueva York para trabajar como programador en una empresa de servicios de ambulancia, bomberos y mensajería. Allí tendría como jefe a Jim McKelvey, que años más tarde se convertiría en compañero de viaje de Dorsey.

Ya en San Francisco, Dorsey tuvo la oportunidad de trabajar en la incubadora de proyectos de Evan Williams (fundador de Blogger, que por entonces ya había vendido a Google) y Biz Stone, Odeo. Allí fue donde pocos meses más tarde nacería Twitter, del que Dorsey es considerado el inventor.

Como consecuencia de desavenencias con inversores y con la cúpula directiva de la compañía, Jack Dorsey acabaría abandonando la empresa para regresar después como CEO. Sin embargo, durante este tiempo Jack había estado pensando en cuál podría ser su nuevo proyecto. Fue entonces cuando volvió a entrar en contacto con Jim McKelvey, su antiguo jefe; éste, aficionado al vidrio, había perdido una venta de 2.000 dólares por no disponer de un método de cobro que utilizar con el cliente interesado.

Esto ocurrió en 2009. Meses más tarde, en mayo de 2010, Dorsey y McKelvey presentaban Square : un accesorio cuadrado que conectado al mini-jack del iPhone permitía, utilizando una app, realizar cobros con tarjeta. Cualquier persona, cualquier poseedor de un smartphone podía aceptar transacciones o pagar a otros con su tarjeta de débito y crédito. Dorsey afirmaría tiempo más tarde que así “democratizaban el comercio y los negocios”.

Con 200 millones de dólares en el banco de varios fondos de Venture Capital y una valoración superior a los 3.250 millones, Square se ha convertido en una gran empresa con tres millones de usuarios, que procesa pagos por valor de 1.000 millones de dólares cada año y que en las últimas fechas ha ampliado su gama de productos con lanzamientos como el de Square Wallet, Register y Square Stand.

Las dificultades de cruzar el océano

Square utiliza un sistema de ‘Chip & Sign’ que implica que los usuarios, una vez aceptado el pago, deben firmar en el smartphone para que la transacción sea considerada válida y se complete. Este sistema, adoptado en masa en Estados Unidos, es diferente del ‘Chip & Pin’ que es utilizado normalmente en Europa. Esta y otras diferencias suponían un impedimento para que Square extendiese sus productos más allá de las fronteras estadounidenses, lo que representaba una oportunidad para emprendedores europeos que en el año 2010 ya conocían Square.

Entre los años 2010 y 2012 hemos asistido en Europa a la puesta en marcha de múltiples proyectos en el ámbito de los sistemas móviles de punto de venta (POS). Empresas suecas, alemanas, inglesas y españolas entraron en un mercado que Square había creado pero que no podía, y quizás no quería, atacar.

iZettle, fundada en Suecia en 2010 por Jacob de Geer, fue la primera startup en aparecer en escena y probablemente sea la mayor en Europa en volumen de negocio. Desde entonces, y tras recibir inversiones por valor de 46,7 millones de dólares de partners estratégicos como Mastercard Worldwide o American Express, la empresa se ha expandido por todo el continente y en estos momentos tiene presencia en ocho países; incluido España desde diciembre de 2012.

La startup sigue una estrategia comercial muy importante en cada país objetivo; estrategia que ya ha sido descrita en varias ocasiones y que recogen en este post de No Te Hagas El Sueco. iZettle nos cuenta que “2013 está siendo un buen año para la empresa, creciendo a un ritmo de 3.000 nuevos usuarios al día”. Tras el lanzamiento comercial en Suecia “donde en 2011 se incrementó un 25% el número de establecimientos que aceptan tarjeta como método de pago gracias a iZettle” pretenden “tener un impacto similar en el resto de países”.

Como mencionábamos anteriormente iZettle no fue la única iniciativa que siguió los pasos de Square en Europa. En 2011 y 2012 aparecieron otras como SumUp y Payleven (Alemania), mPowa y PayPal Here/Now (Reino Unido), Jusp (Italia) y la española SetPay. Esta última, con sede en Santiago de Compostela, fue fundada por David Pombar y Xoan González tras observar la oportunidad de mercado existente en España.

Desde entonces la startup española ha obtenido una primera ronda de financiación para su lanzamiento y ha cerrado varios acuerdos para la distribución del servicio. En las próximas semanas esperan poder anunciar una nueva ronda, así como también el soporte de nuevas plataformas además de iOS y Android.

Diferenciación empresarial: frente a los bancos y frente a la competencia

En dos años asistimos por lo tanto a un crecimiento importante del sector, con múltiples iniciativas instaladas en diferentes territorios pero a la vez similares. El modelo de negocio de las startups mencionadas anteriormente es muy parecido: no suelen cobrar comisión de mantenimiento ni de establecimiento, tampoco suelen tener asociada una cantidad mínima de dinero a procesar al mes, la mayoría establecen una comisión del 2,75% por transacción (Jusp es la excepción con una rebaja hasta el 2,7%) y casi todas ellas utilizan o bien lectores de tarjetas que se vinculan a un smartphone a través de bluetooth u otros que se enchufan directamente al teléfono.

Todas estas iniciativas buscan distanciarse de la oferta existente de datáfonos y TPVs móviles de los bancos comerciales. Éstos suelen establecer unas condiciones sensiblemente diferentes para los negocios de pequeño y mediano tamaño, caracterizadas por comisiones que oscilan entre un 0,6 y 4% (que tras su negociación suelen ser inferiores al 1%), cuotas de mantenimiento anuales asociadas a los dispositivos, permanencias y letra pequeña que no resulta fácil de digerir ni es suficientemente clara.

Otro aspecto diferenciador de empresas como Square o iZettle frente a los grandes bancos está en los servicios accesorios de analítica, integración de catálogo y en general en aportar un valor añadido a las partes habituales de una transacción, comprador y vendedor. Con la utilización de estos sistemas cualquier vendedor puede mantener una contabilidad actualizada y en tiempo real de sus ventas y de sus productos, como se muestra en el vídeo inferior de Square, pudiendo también asociarla a consumidores concretos. En definitiva, facilidades para vendedor y comprador que la gran mayoría de bancos e instituciones financieras no pueden ofrecer y mejorar tan rápidamente debido a sus complejas infraestructuras y diversidad de negocios.

Nos encontramos por lo tanto con una situación en la que varias empresas compiten a nivel europeo con una oferta diferente a la de los bancos pero muy semejante entre ellas. Entonces, ¿cómo es posible la diferenciación frente al consumidor más allá de la disponibilidad geográfica de cada propuesta?

iZettle habla de que la clave está en “la experiencia de usuario”. Representantes de SumUp en España afirman que “nuestros desarrollos futuros sí que impactarán más al comprador. Los próximos lanzamientos ayudarán a éste a facilitar sus compras y se beneficiará del gran potencial tecnológico que permiten los smartphones.” Los fundadores de SetPay afirman que “hay que facilitar al máximo el proceso de alta y uso del servicio, además de ofrecer más servicios que ayuden a nuestros clientes a vender más”. Ellos, conscientes de la diferencia existente en términos de financiación con sus competidores, han optado por “un trato personalizado, siendo clave la atención telefónica y que los clientes no nos vean como una marca en una web”. Pero lo cierto es que diferenciarse, en estos momentos, no resulta una tarea sencilla.

Clave en este sentido pueden resultar aspectos como la seguridad o los acuerdos con otras empresas. En lo que respecta a la seguridad cabe destacar los problemas de iZettle con Visa Europa después de que ésta rechazase su sistema de Chip & Firma y obligase a la empresa a encontrar una solución que garantizase sus intereses y la seguridad; método que hoy en día requiere el envío de SMSs para completar la transacción, como en el caso de SumUp.

Otra fuente de diferenciación la encontramos en los acuerdos con empresas. La proliferación de este tipo de negocios no sólo ha despertado el interés de empresas como Visa, Mastercard o American Express (inversoras en Square, iZettle y Sum Up), si no también de operadoras (iZettle con Deutsche Telekom y EE), bancos (Banco Santander con la startup sueca en España), empresas como Groupon (SumUp) e incluso segmentos que pueden resultar clave en el futuro como taxistas y transportistas (SumUp en Alemania).

mPOS en España

En la actualidad tres startups operan en nuestro país: iZettle, SumUp y SetPay. España es un país donde las PYMES y autónomos suponen el 85% del tejido empresarial, por lo que la oportunidad que existe para todas las partes es importante.

iZettle parte con una ligera ventaja debido a su mayor capacidad de financiación, que facilita la labor comercial y de concienciación de pequeños y medianos negocios, y a acuerdos importantes como el alcanzado con el Banco Santander. SumUp, por otra parte, no puede compartir cifras concretas sobre nuestro país pero afirma que “mes a mes superamos nuestros objetivos en número de altas y operaciones procesadas”. SetPay nos cuenta que están contentos con la acogida inicial y que les ha sorprendido bastante que mucha gente se informe sobre las diferentes opciones y acabe decantándose por ellos por “ser de España”.

Nos encontramos por lo tanto con un mercado importante como el español pero que todavía presenta una escasa penetración de mPOS entre las PYMES y los autónomos. Esto no quiere decir que nunca vaya a ocurrir; es probable que así sea y que en los próximos años, al igual que en el resto de Europa, aceptar y realizar pagos resulte una tarea más sencilla y universal. La oferta de las diferentes startups que participan en esta carrera no muestra suficientes características diferenciadoras entre ellas ni frente a la oferta de los bancos, lo que provoca que un número importante de comerciantes consideren los mPOS como un complemento y no como un elemento sustitutivo.

Con respecto al mercado europeo la gran mayoría de las empresas consultadas indicaron que es lo suficientemente grande para que todas convivan. Sin embaro es probable que en el futuro veamos adquisiciones, fusiones y la llegada de Square a Europa, lo que podría cambiar sustancialmente el panorama.

Un sector, el de los mPOS, que no ha dejado de cambiar en las últimas décadas pero que con la adopción en masa de los smartphones y su conectividad se ha acelerado todavía más. Y la carrera no ha hecho más que empezar.

Imagen | aloriel

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