2013-08-19

Barack Obama prometió protegernos de la vigilancia estatal que invade nuestra privacidad y violan nuestros derechos. ¿Le cree Ud.?



BARACK OBAMA quiere que confiemos en que él protegerá nuestros derechos, pero él y su administración han demostrado por qué nadie debiera creerle.

En los meses que han pasado desde que surgió el escándalo sobre la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), cada nueva revelación ha puesto de manifiesto el alcance --mucho más amplio de lo que el presidente demócrata jamás insinuó-- de los programas de espionaje del gobierno.

En vez de admitir este abuso de poder, el gobierno de Obama se ha enfocado en matar al mensajero. Edward Snowden se ha convertido en el enemigo público número uno, perseguido con amenazas de ser juzgado por traición y encerrado de por vida si vuelve al país. Pero este es sólo un episodio más en la guerra que la Casa Blanca lidia contra quienes aquellos que se atreven a delatar los crímenes del gobierno, asegurándose así de que las violaciones a nuestros derechos llevadas a cabo por las agencias secretas, como la NSA, queden impunes.

La semana pasada, Obama se vio obligado a comentar acerca del espionaje interno, poniendo así de manifiesto la importancia de lo que Snowden y periodistas como Glenn Greenwald han revelado al mundo. Pero Obama trató de minimizar los ataques a nuestra privacidad y libertades civiles, y dijo que podemos confiar en que él nos protegerá de cualquier abuso.

Los medios establecidos no sólo han fracasado en cuestionar a fondo al gobierno, sino que además se ha hecho en portavoces del poder, haciendo aún más importante que el pueblo alce su voz contra los ataques que Washington lanza sobre nuestros derechos, vengan de los republicanos o los demócratas.

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EN SU rueda de prensa del 9 agosto, Obama se comprometió a poner en práctica nuevas salvaguardas a la vigilancia e intrusión gubernamentales en nuestras vidas diarias, pero a la luz de las revelaciones y de la persecución de Edward Snowden, su compromiso sonó vacío.

La información de Snowden, publicada con la ayuda del columnista del Guardian Glenn Greenwald y la cineasta Laura Poitras, reveló que cada llamada telefónica, correo electrónico y búsqueda de Internet en EE.UU. está siendo almacenada --tal vez no su contenido, pero si las direcciones ISP y quién se comunica con quién y cuándo. Luego está "Prisma", el programa que le ha permitido al gobierno acceder a los servidores de las grandes compañías de Internet, como Google, Facebook, Skype, Apple y otros.

Funcionarios del gobierno han afirmado en varias ocasiones que este tipo de programas no representan una intromisión en las libertades civiles porque lo que está siendo recogido es información relacionada a las comunicaciones, no su contenido. Pero recientes revelaciones muestran que el gobierno está fisgoneando el contenido de cada correo electrónico enviado dentro o fuera del país.

Según a un reporte del New York Times, a principios de este mes, la NSA está "copiando temporalmente y luego busca entre el contenido de lo que aparentemente es la mayor parte de los correos electrónicos y otras comunicación basadas en texto que cruzan la frontera". Esto incluye mensajes enviados por y para ciudadanos estadounidenses que no son citados en órdenes judiciales secretas.

Esto está en directa contradicción con lo dicho por el Subdirector de la NSA, James Inglis, frente a la Comisión de Inteligencia del Congreso, en junio pasado, de que la NSA no "busca en el contenido de las comunicaciones de estadounidenses sin una orden específica, en ningún lugar de la tierra."

Según otra denuncia, por lo menos alguna de la información recolectada por la NSA se ha utilizado en operaciones policiales, sin que aquellos atrapados en el fuego cruzado sepan de ello.

Reuters informó recientemente que una unidad secreta de la Agencia de Control de Drogas llamada la "División de Operaciones Especiales" está "canalizando información de intercepciones de inteligencia, escuchas telefónicas, informantes y una enorme base de datos de registros telefónicos a las autoridades de todo el país para ayudarles a poner en marcha investigaciones criminales de ciudadanos".

Unas dos docenas de agencias "asociadas" constituyen la unidad, incluyendo "el FBI, CIA, NSA, Servicio de Impuestos Internos y el Departamento de Seguridad Nacional --llevando a los expertos a creer que alguna de la información de inteligencia pueda estar viniendo de las escuchas telefónicas de la NSA".

Para encubrir de dónde proviene la información, los agentes federales "están entrenados para 'recrear' el sendero de la investigación", informó Reuters, haciendo que parezca como si una parada de tráfico de un sospechoso fuera una coincidencia, por ejemplo, en lugar de lo previsto como resultado de los datos obtenidos a través de escuchas telefónicas y otras formas de vigilancia no autorizada. "Si los acusados no saben cómo se inició una investigación", Reuters informó, "ellos no pueden saber para solicitar una revisión de las posibles fuentes de pruebas exculpatorias --información que podría revelar atrapamiento, errores o testigos parciales".

Esto desmiente la afirmación del gobierno que la información obtenida en las operaciones de espionaje está siendo utilizada contra terroristas "extranjeros", como parte de la "guerra contra el terror".

La conclusión es que nadie sabe a ciencia cierta el alcance real de la vigilancia estatal, cuánta y de dónde la información está siendo recopilada, y en qué medida diversas empresas de telecomunicaciones y de Internet la están entregando voluntariamente --porque el gobierno de Obama, fundamentalmente, considera que el público no tiene derecho a saber.

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PERO OBAMA no cree que el pueblo estadounidense tenga ningún motivo de alarma. Después de todo, tenemos su palabra de que podemos confiar en él.

Su conferencia de prensa alcanzó una nueva altura de condescendencia cuando Obama comparó a quienes están molestos por los ataques a las libertades civiles con... la Primera Dama molesta con él por no haber lavado los platos: "La pregunta es cómo hacemos al pueblo estadounidense más tranquilo. Si le digo a Michelle que lavé los platos... y ella está un poco escéptica, bueno, me gustaría que ella confiara en mí, pero a lo mejor tengo que traerla y mostrarle los platos, y no sólo pedirle tomar mi palabra".

Mientras tanto, las supuestas "reformas" de Obama a los programas de espionaje incluyen que las empresas telefónicas, en lugar de la NSA, almacenen la información, o reducir del número de años que es guardada. Pero, por supuesto, el espionaje y la recolección de datos en sí es el problema, no cuánto tiempo la información es mantenida o por quién.

No hay razón para creer que las principales empresas de Internet o de telecomunicaciones puedan o vayan a negarse a cumplir con las órdenes del gobierno a entregar la información. Como el experto en seguridad informática Bruce Schneier escribió para Bloomberg.com:

La NSA está... en el negocio de espiar a todo el mundo, y se ha dado cuenta de que es mucho más fácil recoger todos los datos de estas corporaciones en vez de directamente de nosotros. En algunos casos, la NSA los pide amablemente. En otros casos, hace uso de sutiles amenazas o abierta presión. Si eso no funciona, utiliza herramientas como las cartas de seguridad nacional.

Una prueba de la agresividad de la vigilancia gubernamental ocurrió esta semana, cuando Lavabit, el servicio de correo electrónico cifrado utilizado por Edward Snowden, anunció que suspendía sus operaciones en lugar de cumplir con lo que su CEO, Lavar Levison, llamó una orden judicial secreta injusta para entregar acceso al gobierno a la información de sus usuarios.

"Quisiera compartir legalmente con Uds. los eventos que llevaron a mi decisión", escribió Levison. "Pero no puedo. Creo que Ud. merece saber lo que está pasando --la Primera Enmienda debiera garantizarme la libertad de hablar en situaciones como esta. Por desgracia, el Congreso ha aprobado leyes que dicen lo contrario".

Como Glenn Greenwald preguntó, "¿Suena eso como un mensaje procedente de un ciudadano de un país sano y libre? ¿Tribunales secretos dictando órdenes secretas, invariablemente a favor del gobierno, que los más afectados tienen, por ley, prohibido discutir? ¿Queda, en este momento, alguien incapaz de ver en qué se ha convertido Estados Unidos?"

Aunque por el tono de la cobertura de los principales medios de comunicación nunca podría imaginarse, la conferencia de prensa de Obama fue en realidad una defensa del espionaje gubernamental, con el presidente recordándonos que este tipo de actividad está permitida por el Acta PATRIOT de la era Bush.

En este sentido, la promesa de Obama para aumentar la supervisión sobre el espionaje del gobierno significa poco. Como el Financial Times reportó, "[E]n vez de reducir progresivamente el espionaje de la NSA, como el Sr. Snowden y otros críticos han exigido, en realidad, el Sr. Obama está tratando de consolidar los programas mediante el establecimiento de una más fuerte legitimidad política".

Obama también gastó harto tiempo atacando a Edward Snowden, cuyo acto de valentía fue el que expuso el alcance de los programas de la NSA. Obama afirma que él mismo habría revelado el alcance de la vigilancia estatal, si hubiera tenido la oportunidad. "Las revelaciones del Sr. Snowden desencadenaron una respuesta mucho más rápida y apasionada", dijo Obama, y agregó que sin la denuncia, "hubiera sido menos emocionante, y no habría generado tanta prensa".

Pero, ¿quién posiblemente creer que Obama hablaría de los espías que trabajan para él? Como Jennifer Hoezler, ex jefa de personal del senador Ron Wyden (demócrata de Oregon), escribió en Techdirt:

Una gran parte de la razón por la que el pueblo estadounidense está teniendo dificultades para confiar en su gobierno es que la confianza del público en el gobierno ha sido dañada cada vez que el pueblo estadounidense se entera de que su gobierno está en secreto haciendo algo que no sólo supuestamente era ilegal, sino que además los funcionarios del gobierno habían específicamente dicho que lo no estaban haciendo. Pista: Cuando el pueblo estadounidense se entera de que le estás mintiendo, confía menos en ti.

Creo que es difícil para los estadounidenses confiar en su presidente cuando él dice que respeta los principios democráticos, si sus acciones a lo largo de casi cinco años demuestran muy poco respeto por los principios democráticos.

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A PESAR de esto, la gran prensa, en su mayor parte, no ha sido criticado a Obama, y no ha cuestionado las aserciones del gobierno de que los programas de vigilancia son necesarios en la "guerra contra el terror".

Por ejemplo Bob Schieffer, de CBS. El 11 de agosto, el anfitrión de Face The Nation invitó al ex general Michael Hayden, ex jefe de la NSA y la CIA, a los representantes Peter King, republicano, y Charles Ruppersberger, demócrata para discutir la controversia con la NSA. Los tres son defensores de los programas de vigilancia gubernamental. Dos semanas antes, Schieffer había acusado públicamente a Edward Snowden de "poner la seguridad de la nación en peligro y salir corriendo".

Ni una sola crítica a la NSA fue escuchada el 11 de agosto. Ni una sola voz se mostró preocupada por las extralimitaciones del gobierno o la erosión de las libertades civiles. El mismo Schieffer argumentó en contra una autoridad supervisora en el Tribunal Secreto de Vigilancia e Inteligencia Extranjera, sobre la base que podría albergar una investigación hipotética sobre un inminente ataque terrorista.

Como Glenn Greenwald comentó: "Bob Schieffer es el más servil y desvergonzado portavoz de la NSA, más que nadie empleado por este organismo, pero lo que realmente se ve aquí es una reverencia tan extrema por los militares, como Michael Hayden, que de hecho duele ver".

Edward Snowden lo puso correctamente en una entrevista por correo electrónico con Peter Maass, escribiendo para la New York Times Magazine:

Después de 9/11, muchos de los medios de prensa más importantes de Estados Unidos renunciaron a su papel de chequear al poder --la responsabilidad periodística para desafiar los excesos del gobierno-- por temor a ser vistos como antipatriotas y castigados en el mercado durante un período del elevado nacionalismo. Ellos argumentan que hacen el mundo más seguro, pero realmente nos hace menos seguros tener un gobierno que es tan poderoso que puede invadir la privacidad y justificar la desarticulación de nuestras libertades civiles en nombre de la "libertad".

Es por eso que Snowden es un héroe, y los periodistas con acceso a los pasillos de Washington, como Schieffer, merecen el mayor desprecio por su papel en justificar los ataques de la administración Obama a nuestras libertades civiles.

Como la cineasta Laura Poitras, que junto con Greenwald publicó la información de la NSA filtrada por Snowden, dijo a Maass:

¿Creo que el estado de vigilancia está fuera de control? Sí, lo creo. Esto es aterrador, y la gente debe tener miedo. Un gobierno bajo la sombra y el secreto ha crecido y crecido, todo en nombre de la seguridad nacional y sin la supervisión o el debate nacional que se podría pensar una democracia debiera tener.

Traducido por Orlando Sepúlveda

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