2014-11-11



Por: Roberto Hernández Montoya

El Imperio entró en fase de locura.

Nicolás Maduro

Pero eso no es lo peor, sino que además está induciendo locura por todo el mundo. Ha armado una federación de orates violentos por todo el planeta, África, Hong Kong, Medio Oriente, América Latina, Ucrania, en su propio país, ahí tienes cómo trataron al odontólogo guasón venezolano en el Aeropuerto de Miami. No soy siquiatra, así que hablaré de esto a la loca.

Hay gente que hace daño simplemente porque se puede. La habrás visto y ojalá que no padecido, pero te echa una vaina sin ganar dinero, ventajas, posiciones, prestigio, honores, etc. Y fíjate que se lo hacen a cualquiera, porque es una manía. Una oportuna pescozada puede darles un tatequieto, pero no siempre y no lo recomiendo porque el mayor triunfo de la maldad es contagiarte, cual zombi.

Ejemplo de locura: el Imperio recluta, arma, entrena y financia a histéricos para que aniquilen a al-Assad, a Hussein, a Gadafi, a Chávez, a Maduro. De repente uno de esos grupos, que en el Medio Oriente suelen ser fanáticos religiosos, se le autonomiza al aprendiz de brujo y se parapeta en una doctrina religiosa catastrófica que se propone instaurar mediante violencia extrema un califato —una monarquía como la que instaló Francisco Franco en España. La palabra califato asusta, con razón, tanto como debiera hacerlo una casa real como la española, plena de golfos, reyes de copas y tracaleros cazadores de elefantas preñadas y osos emborrachados, con buena dosis de fanatismo religioso tipo Opus Dei (¿viste cómo se juramentan los altos funcionarios, arrodillados ante un crucifijo? Grotesco). Pero divago.

Volvamos al Estado Islámico, que ni es Estado ni es islámico. Está bien, es un atajo de dementes que ahora no son solo árabes sino gente conversa de Australia, los Estados Unidos, Europa, etc. Aquí hay un loquito de origen árabe, de apellido Saleh, que no se diferencia mucho de los decapitadores del EI. Dale una cimitarra y verás. No, no se la des, en su insania es capaz de actuar como los dos idiotas del magistral cuento La gallina degollada, de Horacio Quiroga (léelo y verás de qué hablo, advierto que es horrible; está en Internet). Es más que un loquito idiota y violento, porque tiene apoyo financiero, armas y logística. El problema no es el loquillo sino quien le da el revólver. O muchos revólveres, fusiles, C4, entrenamiento, ideología, organización, redes, etc.

¿Cómo combate el Imperio la locura idiota del EI? Con más locura idiota: dizque financiando «moderados» para que combatan el EI. ¿Hay mercenarios moderados si solo promueven histéricos? ¿Los consiguen por las páginas amarillas? ¿Linkedin.com? ¿Cómo saben que combatirán el EI? ¿No se les autonomizarán también? Digo, si es verdad que el EI está autonomizado y no es otro parapeto yanqui demencial, que llaman operaciones de bandera falsa («diseñadas para aparecer como si fueran llevadas a cabo por otras entidades», Wikipedia dixit). No sería la primera vez.

Cuando matan a un musulmán en el Medio Oriente incitan al terrorismo a no sé cuántos musulmanes. Y musulmanas, que ya hay mujeres suicidas.

El Loco Mayor procura trastornada y maniáticamente ese infierno terrenal para Venezuela,. Sigamos batallando con serenidad y firmeza, que vamos ganando.

Por: Roberto Hernández Montoya

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