2013-09-15

Natalia y Lucia Puenzo hablaron tambien con Tiempo Argentino sobre Wakolda:

Viviendo con el enemigo en la casa

La directora estrena Wakolda, película que protagoniza la actriz. Una mirada posible sobre la estadía del criminal de guerra nazi, Josef Mengele, en la Argentina.

  Una viene de las letras, del cine de autor, de una familia que se dedica al llamado séptimo arte y con la que trabaja en sus películas (padre Luis, director y guionista de La historia oficial y productor de los films de su hija; su hermano, Nicolás, director de fotografía, son algunos de los Puenzo artistas). La otra impuso su nombre al protagonizar telenovelas que se hicieron muy famosas y se vieron en varios países del mundo, a los que también fue a cantar y, desde hace varios años, trabaja también en cine. Actuamente se luce en Solamente vos (El Trece). Hace varios meses sus caminos se cruzaron cuando Lucía Puenzo fue una de las productoras de Infancia clandestina, la película protagonizada por Natalia Oreiro que le valió un gran reconocimiento a la actriz por su interpretación de una militante guerrillera. Allí acordaron en que querían trabajar juntas, aunque aún no sabían muy bien en qué. Wakolda, la adaptación que Puenzo hizo para el cine de su novela publicada en 2011, fue la respuesta a esa puerta abierta. En la película que se estrena este jueves, Oreiro interpreta a una madre de familia, de orígenes alemanes, que junto con su marido (Diego Peretti) y sus hijos se ve fortuitamente relacionada con uno de los mayores asesinos nazis, oculto en la Argentina. La historia está narrada desde la mirada de Lilith (Florencia Bado) una niña de 12 años con un cuerpo demasiado pequeño para su edad, quien simpatiza de entrada con el extraño visitante.

"La novela es exactamente lo opuesto", dice Puenzo. "Aunque no está narrada desde la primera voz de Josef Mengele (el médico nazi) sino que es una tercera persona, todo el tiempo está la sensación de que este personaje está viendo al mundo como un gran laboratorio, como un gran zoológico y que está diseccionando todo lo que ve, incluida a la familia con la que se encuentra. El texto tiene claramente una voz que es la de un fanático del nazismo", agrega la directora y guionista. Para la adaptación, la decisión fue que sea la familia la que despierte la intriga frente a este hombre. "Son ellos quienes lo ven venir y de a poquito van entendiendo a quien metieron adentro de su casa. Aunque el espectador sepa que se trata de Mengele yo creo que ahí hay una tensión porque uno va caminando de la mano de personajes que son muy empáticos, muy queribles, sobre todo la niña. La función es ir de la mano de ella mientras va descubriendo quién es él", explica.

–Además de este cambio en la voz que lleva adelante el relato, ¿cómo trabajaste la trasposición del libro a la película?

Lucía Puenzo: –Fue muy trabajoso, estuve como un año y medio con el guión. Hubo 16 versiones, mucho ida y vuelta. Me costó mucho resignar cosas que me gustaban de la novela, que abre mucho el juego, todo el tiempo se está yendo por las ramas, tiene un montón de subtramas. El encuentro con esta familia que vive en medio de la ruta del desierto que acá son dos minutos de película ¡son 80 páginas!

–¿Te guiás por intuición propia o pedís ayuda a gente que no esté tan metida en la historia?

L.P. –En realidad trabajé sola pero yo tengo un grupo, encabezadísimo por Sergio (Bizzio), mi pareja, que es escritor y director y también otros amigos escritores y directores que son de mi confianza y yo hago lo mismo con sus guiones. Confío cuando me dicen: "Matá esto, que no va."

–Natalia, ¿a qué instancia delguión llegaste y cómo te fuiste metiendo en la historia?

Natalia Oreiro: –Lucía me contó de Wakolda cuando rodábamos Infancia pero no me hablaba de un personaje específico. Como ésto era una coproducción mi personaje lo iba a hacer una alemana, pero en el interín fui mamá y cuando estaba embarazada ella me propuso –por la cercanía del rodaje y por esa emoción que iba a ser tan tangible de la maternidad– hacer el personaje de Eva, la madre. Ella en la película es madre de dos hijos, está embarazada, tiene descendencia alemana y se siente fascinada por este  forastero alemán. 

–¿Vos también pensaste que era un buen papel para esta etapa de tu vida?

N.O.: –Sí. En principio cuando leí el guión, como mi personaje habla alemán, pensé que ese era el desafío grande pero terminó siendo lo más fácil. A mí el hecho de ser mamá reciente me hizo tener mucho conflicto con las decisiones de Eva y eso hoy, sobre todo después de haberla interpretado, me parece muy rico. Por momentos me causaba rechazo, no sabía cómo abordarla, me desbordaba la emoción sobre todo al trabajar con dos nenes. Hay una secuencia cuando ella da a luz –que eran como cuatro escenas que teníamos que rodar con mucho cuidado por los bebés– y pasó algo maravilloso, de mucha verdad, que fue que los bebés se me prendieron a la teta y empezaron a tomar la leche, fue muy loco. Era lo que estaba pasando realmente.

L.P.: –Fue rarísimo porque estaban recién dados de alta, con los papás, los médicos, y de hecho Nati pidió permiso.

–¿Tu bebé cuánto tenía?

N.O.: –Seis meses, fue mi primer trabajo después de ser mamá. Fue muy fuerte, lo que me pasó a mí en esa secuencia es muy real. Además era muy gracioso también porque mi hijo venía todo el tiempo al rodaje y yo me reía que no iba a tener leche para tomar él.

–¿Con qué aspectos de tu personaje discutiste internamente?

N.O.: –Lo que me resultaba interesante a mí del personaje de Eva es que es una tercera generación de alemanes pero criada de una manera extraña. Lo que se ve en la película de Bariloche en ese momento era lo que sucedía, no en toda la comunidad pero sí en un grupo pequeño que de alguna manera albergaba a los alemanes cuando estaban entrando al país. Se presentía lo que estaba sucediendo pero no se sabía bien a ciencia cierta. Muchísimo menos toda la parte medicinal, que experimentaban con humanos, eso se supo tiempo después. Pero había toda una ideología. De hecho mi personaje va al colegio Primo Capraro y ve en la película fotos de cuando era chica haciendo el saludo nazi. Y ella esconde esa información.

L.P.: –Y esas son fotos reales.

N.O.: –Entonces ella tiene una cabeza repartida donde le tira mucho de donde viene pero también elige para su vida alejarse de eso y mantenerse apartada. Sus padres mueren, ella decide regresar a Bariloche y ahí, yo creo, es donde se despliega su verdadera personalidad. En sí es un personaje bastante callado el mío pero desde la observación empieza como a desplegar una especie de matriarcado donde comienza a tomar decisiones familiares por fuera del marido. No es que lo hace por una creencia personal sino por lo que cree que es mejor para su hija pero arriesgando demasiado. Yo discrepo en un montón de cosas. También era interesante la seducción que generaba el personaje de él en toda la familia. Ella encontrándose embarazada se siente seducida por esta persona que tiene su mismo origen, es como muy aspiracional para ella también, empieza a descubrir una nueva Eva.

L.P.: –En la previa del rodaje, algo que nos pasó a todos, actores y técnicos, era que nos generaba mucha contradicción. Alex (Brendemühl) me dijo "yo quiero interpretar un Mengele con toda la complejidad que tiene y tratando de entenderlo". Me decía "yo voy a entender a este tipo", y me lo decía desde su ideología que no tiene nada que ver. Lo que él se proponía era de verdad meterse en la piel de este personaje. Yo ahora con un poco más de distancia de la película puedo verle cosas que antes no le veía y me da la sensación de que el personaje más complejo de todos en ese sentido es el de Eva porque tiene todo tipo de peleas dentro de ella. Mira la foto y se sonríe, pero la esconde, canta el himno y lleva a sus hijos a esa escuela, recibe a este tipo como héroe y le habla en alemán, establece un código. Yo creo que en todas las escenas ella tiene contradicciones todo el tiempo con lo que está haciendo pero está criada y formateada para lo que pasa en la película. Ella lo ve venir y confía en este tipo a pesar de que intuye quizás de dónde viene.

–Tener un personaje con tantas contradicciones habrá representado un  desafío más complejo para la representación

N.O.: –Absolutamente. Un personaje así hace que uno bucee mucho más en uno, en su propia personalidad, en su mirada. Si yo le tengo simpatía al personaje seguramente es porque me reconozco en algo. De todas maneras, yo sí puedo reconocerme en cosas de Eva, hay cosas de la mirada de ella y del instinto maternal que es lo que Lucía quería aprovechar también de mí; esa sensibilidad mía tan cercana tiene que ver con lo que a mí me estaba pasando. Pero la contradicción está en las decisiones que toma y en la ideología que tiene. A mí como actriz me fascina, cuanto más lejano a mí mucho mejor, es más grande el desafío.  «

 

 

¿Quién fue Josef Mengele?

 

 

Hoy se lo conoce como el "ángel de la muerte" por ser el responsable de decenas de asesinatos y torturas durante la Segunda Guerra Mundial. Fue un médico, antropólogo y criminal de guerra nazi que experimentó con seres humanos sus avances científicos, sin límite alguno, en el campo de concentración de Auschwitz, Polonia. Su vida sigue siendo fuente de investigación ya que, terminada la guerra, se ocultó en varios países, cambiando su identidad. Vivió en Buenos Aires, donde huyeron muchos otros oficiales nazis, se trasladó a Paraguay y finalmente se instaló en una favela brasileña. Murió ahogado en el mar, en un extraño episodio.

Buenos aires, la prueba de fuego

 

 

Wakolda ya paseó por varios encuentros internacionales de cine con una gran respuesta de público y crítica. Participó, entre otros certámenes, de la sección Una cierta mirada de Cannes. Sin embargo, tanto para Puenzo como Oreiro, no está nada dicho hasta que no se estrena en acá.

 

–¿Relaja un poco que la película ya se haya estrenado con buena respuesta?

L. P.: –No, a mí siempre el estreno acá es lo que más me importa. La sensación de haber estrenado afuera y no haber estrenado acá es muy rara, es como si no existiera todavía. Más que nervios, tengo ganas de que se vea y que ojalá se encuentre de la mejor manera posible con mucha gente y que nazca y termine su camino.

N. O.: –A mí me pasaba que terminé de completar la película cuando la ví como espectadora y me pude separar. Algo que no siempre me sucede. Me pasó que en la película es tan impactante la fotografía, la Patagonia que fui entrando y me fue engañando. Fui entrando en la historia como si no hubiera actuado y como espectadora me pasaron cosas que después me criticaban. Pensé cosas terribles. Pude ver dentro de la oscuridad de la peli algo luminoso.  

LP: –Es lo que me gusta de la literatura y el cine. Cuando algo me produce algo así es porque salís de tu personalidad y entrás ahí de manera perturbadora. Hay algo con las identificaciones incómodas que se provoca en la pelí, él podría ser un monstruo que asesine a todos y está calmo. Es un podría ser, eso estaba buscando y lo que le provoca a cada quien es lo interensante.

NO: –Y… yo soy un poco retorcida, parece (risas).

 

 

Un encuadre necesario

 

 

 

En Wakolda, Elena Roger interpreta Nora Eldoc, bibliotecaria de un colegio, fotógrafa y agente secreta del Mossad, pieza clave del desenlace del film.

 

–Lucía, ¿cómo se gestó el personaje de la fotógrafa?

–Nora Eldoc existió, era un personaje real que fue fusilado en Bariloche. Algunos dicen que era simplemente una alpinista que fue asesinada pero sí reconocen que hubo gente de la Embajada de Israel que se quedó con su cuerpo y sus papeles, y otros dicen que era una voluntaria del Mossad, no una agente, pero sí una voluntaria. Y después había otro personaje con el que yo me topé cuando escribía la novela que era una archivista que trabajaba en el colegio Primo Capraro y estaba fotografiando a los que sabía quiénes eran. Entonces fue un poco una construcción con esos dos personajes con ese nombre.

–Tiene una épica Blow up (de Antonioni)

–Sí, hay algo de los que están mirando lo que los otros no están mirando que es lo que hace ella con las fotos, con el reencuadre, que tiene que ver con Blow up y con todas esas instancias de mirar donde otros no miran. Eso era lo que en realidad hacía todo este entramado de voluntarios que estaba dando vuelta por el país; agudizaban la mirada para ver donde se estaban camuflando estos tipos.

 

 

 

Una historia tóxica

 

 

"La mayoría de las contradicciones que tenía con esta historia las viví cuando escribía la novela", dice Lucía Puenzo sobre Wakolda y ejemplifica: "Por lo general cuando uno termina una novela tiene su nostalgia, su pequeño duelo. Con Wakolda todo lo contrario, la entregué con moño porque es un material tóxico de alguna manera. Estar tan próximo a un personaje así de este mundo tenía algo de lo que prefería no estar cerca. Y uno se pregunta entonces, ¿por qué me metí con la película? Y yo creo que fue porque ya había pegado muchas vueltas con lo que me pasaba con este personaje. Ahora, estrenándola cinco meses, la miro con más distancia. El combate fue antes.

 

–¿Y en qué te enriquece esa distancia?

–Me sirve a estar apegada con lo que estoy haciendo ahora. Estoy con dos guiones nuevos, una novela, entonces mi relación más personal y apasionada es con lo que estoy escribiendo en este momento. En general a mí siempre me pasa que cuando edité un libro o estrené una película ya no lo siento tan cerca, no los vuelvo a mirar, no los vuelvo a leer y estoy muy sumergida en lo que estoy haciendo hoy. 

Fuente

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