2012-11-27

Del blog de mi mamá es pediatra nos comparte una entrada de una conferencia a la que asistió del periodista Carles Capdevila sobre los sentidos en la educación de los hijos y que quiero compartir:

El sentido común. Para educar se necesitan grandes dotes de lo que los catalanes llamamos "seny". El sentido común se define como "la capacidad natural de grupos y comunidades, para operar desde un código simbólico compartido, que les permite percibir la realidad, o asignarle un sentido a personas, objetos o situaciones, que resulta obvio para el común de los integrantes de esa comunidad". Casualmente el sentido común es a veces el menos común de los sentidos. Pero por intentarlo, que no quede. 

El sentido del ridículo. Que viene a decir algo así como que no hagas nada que te daría vergüenza que los demás supieran. Algunos ejemplos que lo pueden ilustrar, por ejemplo las cosas que algunos padres pueden hacer para que sus hijos coman y Carles nos habló de unos padres que detectaron que el niño se comía la comida del suelo a modo de juego y optaron por irle dejando comida en el suelo para que así "comiera". 

El sentido del deber. Educar es una obligación. A la que habitualmente optamos de forma voluntaria pero que hay que cumplir. La vida cambia cuando tienes un hijo, sin duda alguna. Ignorarlo o plantearse hacer las mismas cosas y de la misma manera que las hacíamos antes no suele conducir a buen puerto.

El sentido moral. La transmisión de valores, la importancia de servir de ejemplo. Los sermones que a veces damos no tienen mucho valor si luego nuestra conducta va en otra línea.

El sentido del humor. La forma de encarar la vida con sus problemas y sus dificultades con buen ánimo, con buen humor y con optimismo, obviando siempre el victimismo y dando a los problemas el peso que tienen, sin dramatizar en exceso.

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