2016-10-07

Lo tenía delante de mis ojos, pero nunca lo leí en profundidad. Si acaso, una consulta rápida buscando más alguna fotografía que pudiera encabezar un post que otra cosa. Además, estaba en catalán, que no es mi lengua materna.

Pero hace poco me han comentado un detalle de este artículo (Alcàsser: el malson continua) que no había advertido. Al leerlo, comprobé que había más aspectos interesantes, así que creí que debía traducirlo. Espero que haya merecido la pena.

EL TEMPS / SOCIETAT / 1993.01.25 / PÁG. 40
Alcàsser: la pesadilla continúa

• Las tres niñas desaparecidas hace dos meses podrían encontrarse en algún país del Magreb

La gente de Alcàsser (Valencia Sur) vive una pesadilla interminable desde que, el pasado 13 de noviembre, tres niñas del pueblo, Desirée, Miriam y Toñi, desaparecieron misteriosamente cuando iban a pie hacia una discoteca de Picassent. La policía ha utilizado todas las hipótesis, pero de momento no se sabe nada.

"Optimismo, atrevimiento, sensibilidad y fuerza moral. Le gusta coleccionar adornos originales. En el amor está protegida por los astros y puede llegar a ser muy feliz". Esta caracterización se encuentra clavada en la pared del dormitorio de Miriam García Iborra, una de las tres niñas de Alcàsser que desaparecieron misteriosamente el 13 de noviembre de 1992.

Miriam, Desirée Hernández Folch, ambas de catorce años, y Antonia Gómez Rodríguez, de quince -Toñi, como cariñosamente la llaman sus familiares y amigos-, desaparecieron de sus casas, hace ya dos meses, cuando se dirigían a la discoteca Color, situada en la población vecina de Picassent, en la comarca de la Huerta Sur.

Desde entonces, no ha habido noticia alguna. Las numerosas llamadas telefónicas recibidas en la oficina de la Comandancia de la Guardia Civil y en las dependencias de la policía municipal de Alcàsser no han servido para averiguar el paradero de las tres niñas.

No obstante, la incertidumbre respecto a su situación no ha mermado los esfuerzos de los padres, que aún tienen la esperanza de volver a verlas en breve. El portavoz de las tres familias y padre de Miriam, Fernando García, no ha cedido en este objetivo. Desde el primer día de la desaparición, dejó su trabajo y se volcó en la búsqueda de las tres niñas. La distribución de carteles y calendarios, tanto fuera como dentro del Estado, y las entrevistas mantenidas con los medios de comunicación, han sido el nuevo trabajo que él mismo se ha impuesto para conseguir que la gente no olvide la dramática desaparición de las adolescentes.

A estas alturas, Fernando García se ha entrevistado con diversas autoridades para pedir ayuda. Desde el delegado del Gobierno en Valencia, Francisco Granados, hasta el ministro del Interior, José Luis Corcuera, y el presidente del gobierno, Felipe González. "Todos han mostrado su apoyo y su solidaridad con nosotros", señala Fernando García.

Las últimas entrevistas las ha mantenido en Barcelona, donde habló con el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, con el Síndic de Greuges en funciones, Elies Rogent, y con los jefes de los Mossos, Bernat Baró y Juan Mallofré. "Todos ellos me ofrecieron desinteresadamente su colaboración para cualquier gestión que fuera necesario". Además, Rogent mostró su disposición a trabajar conjuntamente con la policía y los fiscales, en la búsqueda de las tres niñas, al tiempo que garantizó que "comunicaría al Defensor del Pueblo nuestro problema".

Pero mientras las autoridades gubernamentales y las fuerzas policiales continúan sus investigaciones, los padres esperan que las tres vuelven a casa sanas y salvas. Para ellos no hay duda de que se encuentran retenidas contra su voluntad. Así, mientras no se sabe nada, Miriam, Desi y Toñi han pasado a engrosar, en los archivos de la policía, las fichas de aquellos jóvenes que un día salen de casa hacia el colegio, la discoteca u otro lugar y que nunca volvieron. Son los llamados "desaparecidos".

Un viernes cualquiera

Era viernes por la tarde. A las seis menos cuarto, Miriam había salido de su casa para encontrarse con sus amigas, que estaban en casa de Desi, una de ellas. Su madre, Rosa Folch, había llegado hacía poco. Desi abrió la puerta, se despidió de su madre y junto con Toñi y Miriam salieron a la calle hacia la casa de Esther, otra amiga. Llegan a las seis y media y la madre de Esther les dice que está en el ambulatorio. Después de ir, las cuatro volvieron a casa de Esther. "Antes de que llegaran, había hablado con Desi y le dije que quería salir de casa. Pero me dijo que no saliera y que ellas vendrían a visitarme", explica Esther.

En casa de Esther estuvieron un rato jugando a las cartas, ninguna de las tres había pensado ir a la fiesta que se celebraba en la discoteca Color, en Picassent. "En realidad no lo habían pensado, pero como el chico que gustaba a Toñi si que iba, decidieron finalmente acercarse", según declara Esther.

Son ya las ocho de la tarde y Miriam llama a casa para que su padre las lleve en coche a la discoteca. "Mamá, ¿ha llegado papá a casa?", pregunta. "Lo digo por si puede llevarnos a Color". La madre le dice que no es posible porque su padre se encuentra enfermo y ya se ha acostado. "Además le dije que era demasiado tarde para ir a la discoteca", indica Matilde Iborra, madre de Miriam. Ella contestó que bien y colgó el teléfono.

Los padres afirman que la decisión de ir a Color fue improvisada, porque ninguna de las tres llevaba dinero suficiente ni para entrar en la discoteca. Entre las tres no llevaban más de treinta duros. "Si mi Miriam hubiera pensado ir a la discoteca, estoy segura de que me habría pedido dinero", añade Matilde.

De Alcàsser a Picassent

Ante la imposibilidad de que el padre de Miriam las llevara en coche a la discoteca, las tres acuerdan ir a Picassent haciendo autostop desde un semáforo situado a la salida de Alcàsser. Lo que parecía ser tan sólo un paseo en coche de más de dos kilómetros, iba a convertirse en un viaje que hasta ahora dura ya más de dos meses.

Son las ocho menos cuarto de la tarde. Las tres, Miriam, Desi y Toñi, se encuentran sentadas junto al semáforo. Junto a ellas se detiene un Seat Ronda de color dorado. Es el coche de Francisco José Hervás, un joven agricultor de 22 años, que junto con su novia, Luz, de 20 años, se dirige a Picassent. Francisco José lo explica así: "Me quedo mirándolas con un gesto, les digo que si quieren subir al coche. Conozco de vista a Miriam, porque a veces la había visto con un chaval que vive en un piso de abajo de mi casa". Ella pregunta si podemos llevarlas a la discoteca. Francisco sólo puede acercarlas hasta la gasolinera que hay a la entrada del pueblo. "El coche tenía una fuga en el depósito de gasolina que tenía que reparar lo antes posible".

Durante el trayecto, no cruzaron ningún tipo de conversación. Las tres, Miriam, Desi y Toñi reían y charlaban de sus cosas. Quizá sobre si se encontrarían o no con el amigo de Toñi. Francisco no lo recuerda. "Yo iba conduciendo. Además, llevaba el volumen de la radio bastante fuerte, así que no escuché nada".

Al llegar a Picassent, las tres niñas salieron del coche y le dieron las gracias por acercarlas hasta allí. A unos quinientos metros de Color, las tres empezaron a caminar hacia la discoteca, según declaró a la Guardia Civil un joven de Alcàsser. Era César, que volvía de la discoteca con su motocicleta hacia el pueblo. Pero la desgracia estaba muy cerca de ellas.

Eran las nueve de la noche y a pocos metros de donde César las había visto, se detuvo un coche de color blanco al que subieron las tres, según recuerda una mujer de Picassent. Era la última vez que iban a ver juntas a Miriam, Desi y Toñi. Desde entonces su pista se ha perdido y su paradero es toda una incógnita para los efectivos de la Guardia Civil. Habían cogido un coche con destino desconocido.

La Huerta Sur en alerta roja

A las diez de la noche, ninguna de las tres ha aparecido por casa. La intranquilidad empieza a hacer efecto en las familias. Según los padres, normalmente a esas horas ya están en casa. Aquel viernes, dan las once y nadie llama a la puerta. El nerviosismo se come por dentro a los padres de las tres jóvenes. Rosa Folch describe así la angustia de aquellos momentos: "Hacia las nueve y media, mi marido y yo empezamos a decir que era demasiado tarde y Desi aún no había vuelto. Nosotros ya habíamos cenado y estábamos a punto de acostarnos". Media hora después, las tres familias se encuentran en el cuartel de la Guardia Civil de Picassent denunciando la desaparición de sus hijas. Las cenas de Miriam, Desi y Toñi se han quedado esperándolas sobre las mesas.

El bocadillo de tortilla que le ha preparado a Desi su madre se ha quedado seco. La bandeja de calamares y croquetas con patatas que le ha cocinado la de Miriam se ha quedado helada.

En sus declaraciones a la Guardia Civil, los padres aseguran que sus hijas no han podido huir. Desi había dejado preparada la bolsa para ir a natación al día siguiente y Miriam sabía que su padre estaba enfermo. "Además -indica Fernando García- las cerca de 40.000 pesetas que mi hija había ahorrado, todavía están en el mismo cajón".

Es sábado y la pesadilla todavía continúa. Pasan las horas y el miedo se apodera de todo el pueblo. Alcàsser está en estado de alerta y los vecinos comienzan la búsqueda de sus "hijas". Así, a media tarde, Alcàsser y otros municipios vecinos, junto con miembros de la Guardia Civil, inician las tareas de investigación. Se forman grupos y patrullas que rastrean pubs y discotecas entre las comarcas de la Huerta y la Ribera. Se distribuyen carteles con datos y fotografías de las tres jóvenes, pero no se obtiene ningún dato clarificador. La preocupación se ha tornado en miedo y todo el mundo piensa lo peor.

Navidad agridulce

De eso ya han pasado muchos días y semanas, y Miriam, Desi y Toñi continúan en lugar desconocido. Por medio, ha pasado una Navidad más agrio que otras veces. Este año, el turrones han vuelto amargos y el ambiente de felicidad familiar se ha desvanecido en el aire. Para los padres estas fiestas no han llegado este año en casa. "Desde que ellas se fueron, todos los días y las noches son iguales", afirma, lloriqueando, la madre de Desi.

Miriam, Desi y Toñi son unas niñas muy cariñosas y espabiladas, según afirman sus padres. Desi siempre gastaba bromas a su madre. "Me decía gordi". Luisa, hermana de Toñi, siente una especial debilidad por ésta. Ambas compartían dormitorio y ropa. "Muchas veces me cogía cosas mías o yo se las cogía a ella. Ahora ..."

La poca afición por los estudios era compartida por las tres. Miriam estudiaba Formación Profesional. Desi hacía octavo de Básica y Toñi había dejado los estudios. Las tres querían trabajar. Desi y Miriam, amigas desde la infancia, compartían la afición por el deporte. A Desi le gustaba la natación y Miriam, el ballet. El hobbie de Toñi era leer el horóscopo, según Esther.

¿Un caso de trata de blancas?

Tanto familiares como profesores y amigos piensan que las tres se encuentran retenidas por la fuerza. El tutor de Miriam, Luis Beltrán, profesor del Instituto La Florida de Catarroja, cree que es imposible que haya huido. "Todas sus compañeras de clase aseguran que se llevaba bien con su madre y que nunca le hubiera hecho algo así".

En los últimos días, la hipótesis de que las tres están retenidas por miembros de una red de trata de blancas, ha comenzado a dar vueltas en la cabeza de Fernando García, el padre de Miriam. Ante esta posibilidad, que no ha sido descartada por la Guardia Civil, el ministerio español de Asuntos Exteriores, ha comenzado a distribuir más de 200.000 carteles en varias lenguas con las fotos de las tres niñas. La distribución de estos carteles, traducidos también al árabe, se ha realizado desde las embajadas de Marruecos, Argelia y Túnez. A García no le extraña esta posibilidad. "Es una hipótesis más. Siempre hay gente interesada en este tipo de negocios. Además, esto no es la primera vez que ocurre en nuestro país".

De hecho, en Valencia, hace ahora seis años, la policía desmanteló una red de prostitución infantil que actuaba en Valencia. En aquella ocasión, una de las siete niñas retenidas, logró escapar de sus secuestradores y comunicó a la policía su escondite y el de sus amigas. En el posterior juicio, la Audiencia Provincial de Valencia condenó a un total de 139 años de prisión a 23 de los 34 procesados. La sentencia afirmaba que los secuestradores habían llevado a las jóvenes a muchos prostíbulos, manteniendo también relaciones sexuales con las jóvenes retenidas.

El desmantelamiento de este tipo de redes también fue noticia en mayo de 1992, cuando la Brigada de Menores de los Mossos recuperó 32 menores en el complejo hotelero Alt Empordà 2000, en Ventalló. La desarticulación de esta banda provocó la detención de 23 personas implicadas en este sucio negocio.

Por eso, los padres de Miriam, Desi y Toñi tienen miedo de que sus hijas hayan sido secuestradas por cualquier banda de este tipo. Los padres se aferran a la idea de que las tres no huyeron de casa voluntariamente, sino que fueron obligadas a subir en ese coche blanco que vio la vecina de Picassent, porque en casa nunca se las había tratado mal. Todos ellos esperan que cualquier día suene el teléfono y que la voz de una de ellas les diga que quieren volver a casa. La madre de Miriam, con lágrimas en los ojos, afirma: "Nosotros todavía esperamos que vuelven a casa en cualquier momento. Mi hija era más dulce que la miel y sólo Dios puede saber qué es lo que están haciendo con ella".

Vicente Lafora

Lo primero que se advierte al leer el artículo es un nuevo lío de horarios. Miriam sale de su casa a las 17:45h hacia la de Desi, para reunirse con sus otras dos amigas. Se encaminan hacia la casa de Esther y llegan a las 18:30h. Es imposible tardar tres cuartos de hora siguiendo ese trayecto a pie, así que algo no cuadra, sobre todo teniendo en cuenta que no se indica que se detuvieran en casa de Desi, sino todo lo contrario. Además, en todo el relato no se hace la menor referencia a los recreativos Zass. 1

1 FML (Esther): "... Esa tarde, las tres, acompañadas de Vanesa, que también era muy amiga, se fueron a eso de las cinco y media a los recreativos ZASS a jugar a las maquinitas, pero en realidad debieron de ir porque Miriam quería ver al Lean, que estaba jugando al billar. Bromearían un poco entre ellas y luego decidieron venir a verme a mi casa..." "... Y a eso de las cinco fue cuando yo la llamé otra vez. 'Desi, ¿vas a salir? ¿Habéis quedado?' Yo estaba harta de quedarme en casa. Llevaba tres o cuatro días y mi madre no estaba, así que dije: me las piro un rato..." "... Y luego fui a ponerme una inyección al ambulatorio, pero antes pasé un rato por los recreativos de ZASS y ellas ya no estaban. Entonces, llegué al ambulatorio y, luego, al salir, estaban esperándome en la calle..."

Cuando llegan, la madre de Esther, que por fin aparece en los medios, les dice que está en el ambulatorio. Van a buscarla y vuelven a casa de Esther, en donde juegan un rato a las cartas. A las 20:00h Miriam llama a casa para que su padre las lleve en coche a la discoteca, pero no puede ser porque está enfermo. Así que deciden ir haciendo auto-stop. A las 19:45h están sentadas junto al semáforo, lo que es imposible si Miriam había llamado a su casa a las 20:00h. En todo caso, Hervás y su novia las recogen y las llevan hasta Picassent. Allí las ve nuestro viejo amigo César, sí, nada menos que César -que vuelve a aparecer en el cuento-, cuando volvía de Coolor con su motocicleta en dirección al pueblo. Los horarios de este artículo son de terror, porque a pocos metros de donde César las había visto se detuvo un coche de color blanco ¡a las 21:00h!, al que subieron para no volver jamás.

La reaparición de César, que recoge Vicent Lafora, confirma los artículos de Francesc Bayarri ("Mirian, vuelve a casa" y "La tragedia de Alcàsser") que ya se habían tratado en un post anterior, por lo que ya se puede considerar seriamente la posibilidad de que hubiera un segundo testigo en Picassent que viera a las niñas con anterioridad al frustrado avistamiento de Dolores Badal Soria.

Es asombroso que, transcurridos 24 años, todavía no tengamos claro qué pasó, minuto a minuto, aquél día 13 de noviembre de 1992, que es lo primero que tenía que haberse investigado y puesto en negro sobre blanco una vez desaparecidas las niñas.

En marzo de 1985 se había dictado auto de procesamiento contra 35 personas por su presunta relación con una red de prostitución de menores descubierta en Valencia. Una niña consiguió escapar del club de carretera La Amazona, de Buñol, con toda probabilidad la misma a la que se refiere el artículo; se llamaba Bibí y tenía 14 años. El cabecilla de la red sería Arturo Carrasco Picazo, estando también implicado Santiago González Díez, teniente de alcalde de Burjasot. Las niñas (escapadas de sus hogares, captadas en centros de acogida de niños difíciles o en discotecas) actuaban tanto individualmente como en fiestas colectivas que se realizaban en casas de citas y clubes.

En abril del mismo año se descubriría otra red de prostitución enmascarada en dos agencias matrimoniales del barrio valenciano de Russafa, así como en una organización llamada Club Internacional de la Amistad. La prensa citaba que "... algunos asistentes a estas fiestas clandestinas, la mayoría personas de elevada situación económica, han sido robados y chantajeados por los organizadores de las mismas. En muchas de estas orgías han participado niñas, llevadas por sus madres a cambio de dinero..." "... El 24 de septiembre pasado, según las informaciones de la Hoja del Lunes, una menor, que había sido llevada por su presunta madre a una fiesta en un piso de la plaza Xuquer, sufrió heridas graves producidas por un cliente sadomasoquista de cincuenta años..."

Casualmente, en los folios 611 y 612 del sumario del caso Alcàsser, se recogen las declaraciones de cuatro testigos que afirmaban haber visto entrar a cuatro chicas, una de las cuales sería Toñi, en un pub llamado Trapi, sito en la Plaza Xuquer de Valencia, la misma plaza en la que había sido herida la menor explotada por la red anteriormente citada.

Al celebrarse el juicio del caso Russafa, una de las niñas "... reveló la existencia de un grupo numeroso de personas importantes de la vida política valenciana que había utilizado alguna vez los servicios de las niñas. No recordaba los nombres, evidentemente, pero en el aire quedó la sensación de que las 32 personas procesadas son sólo una mínima muestra de este negocio y que esa gente importante había conseguido borrar su paso por los prostíbulos en donde se ofrecía la inocencia de las menores..." "... Otro de los puntos oscuros es la agenda rosa en donde una de las niñas apuntaba los nombres e incluso los teléfonos de algunos clientes..." "... Algunos abogados han insistido en que a la agenda le cayeron al menos 13 hojas con nombres comprometedores de señores de sólida reputación política y empresarial. El presidente de la sala mostró en la sesión del pasado miércoles esta agenda completa para poner fin a las especulaciones..."

Pero aparecerían nuevas redes. En octubre de 1996 se juzgó en la Audiencia de Valencia a ocho hombres acusados de formar una red de pornografía infantil que había sido desmantelada en 1994. Habían filmado o participado en decenas de vídeos con escenas de tocamientos, masturbaciones, felaciones y en algún caso penetraciones protagonizadas por al menos 27 menores de entre ocho y 16 años. Entre los acusados se encontraban José Cardona Serrat y Martín Rafael Chanzá Almudéver, vecino de Alcàsser. Cardona no escarmentó, porque en agosto de 2016 se desarticulaba una red de producción de pornografía infantil con ochenta víctimas, en la que volvía a estar implicado, aunque el máximo responsable era un ciudadano francés, un tal Jean Luc A., que vivía en Tortosa.

A este entorno se enfrentaban las familias de las tres niñas y por eso se ha dicho que la localización de Alcàsser como escena del triple rapto no fue aleatoria ni muchísimo menos. Si añadimos la Ruta Destroy o del Bakalao, el laboratorio de drogas de Macastre "la mayor fábrica de Europa de drogas sintéticas" y los rumores sobre lo que pasaba en los chalés de la urbanización de l'Alter, es natural que los padres de las desaparecidas se sintieran aliviados cuando se dijo que habían ido hacia Coolor, aunque no fuera para asistir a la fiesta del instituto de Picassent para recaudar fondos para el viaje de fin de curso. Pero la preocupación era máxima, como es natural, y Dª Matilde Iborra declararía que "Nosaltres encara esperem que tornen a casa en qualsevol moment. La meua filla era mes dolça que la mel i només Déu pot saber qué es el que estan fent amb ella".

ARTÍCULO ORIGINAL

EL TEMPS / SOCIETAT / 1993.01.25 / PÁG. 40

• Les tres xiquetes desaparegudes fa dos mesos podrien trobar-se en algún país del Magrib

Alcàsser: el malson continua

La gent d'Alcasser (l'Horta Sud) viu un malson inacabable des que, el passat 13 de novembre, tres xiquetes del poble, Desirée, Miriam i Toñi, desaparegueren misteriosament quan anaven a peu cap a una discoteca de Picassent. La policia ha fet servir totes las hipòtesis, però de moment no se'n sap res.

Optimisme, atreviment, sensibilitat i força moral. Li agrada col-leccionar adorns originals. En l'amor està protegida pels astres i pot arribar a ser molt feliç". Aquesta caracterizació es troba clavada en la paret del dormitori de Miriam Garcia Iborra, una de les tres xiquetes d'Alcàsser que van desaparèixer misteriosament el 13 de novembre de 1992.

Miriam, Desirée Hernández Folch, les dues de catorze anys, i Antonia Gómez Rodríguez, de quinze -Toñi, com afectuosament li diuen els seus familiars i amics-, van desaparèixer de les seues cases, fa ja dos mesos, quan es dirigien a la discoteca Color, situada a la població veina de Picassent, a la comarca de l'Horta Sud.

Des d'aleshores, ningú no n'ha tingut cap noticia. Les nombroses trucades telefoniques rebudes a l'oficina de la Comandancia de la Guardia Civil i a les dependències de la policia municipal d'Alcasser no han servit per a esbrinar on paren les tres xiquetes.

No obstant, la incertesa respecte a la seua situació no ha minvat els esforços dels pares, que encara tenen l'esperança de tornar a veure-les d'ací a poc. El portaveu de les tres famílies i pare de Miriam, Fernando García, no ha cedit en aquest objectiu. Des del primer día de la desaparició, va deixar el seu treball i es va abocar a la recerca de les tres xiquetes. Així la distribució dels cartells i calendaris, tant fora com dins de l'estat, i les entrevistes mantingudes amb mitjans de comunicació han estat la nova feina que ell mateix s'ha impostat per a aconseguir que la gent no oblide la dramática desaparició de les adolescents.

A hores d'ara, Fernando García s'ha entrevistat amb diverses autoritats per a demanar ajuda. Des del delegat del govern espanyol al País Valencià, Francisco Granados, fins al ministre de l'Interior, José Luis Corcuera, i el president del govern, Felipe González. "Tots han mostrat el seu suport i la seua solidaritat amb nosaltres", assenyala Fernando García.

Les darreres entrevistes, las ha tingudes a Barcelona, on va parlar amb l'alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, amb el Síndic de Greuges en funcions, Elies Rogent, i amb els caps dels Mossos d'Esquadra, Bernat Baró i Joan Mallofré. "Tots ells em van oferir desinteressadament la seua col-laboració per a qualsevol gestió que calgués". A mes, Rogent va mostrar la seua disposició a treballar conjuntament amb la policia i els fiscals, en la recerca de les tres xiquetes, alhora que va garantir que "comunicaria al Defensor del Poble el nostre problema".

Però mentre les autoritats governamentals i les forces policíaques continuen les seues investigacions, el pares esperen que les tres tornen a casa sanes i estàlvies. Per ells no hi ha dubte que es troben retingudes contra la seua voluntat. Així, mentre no se'n sap res, Miriam, Desi i Toñi han passat a engrossir, en els arxius de la policia, les fitxes d'aquells joves que un dia van eixir de casa cap el col-legi, la discoteca o un altre lloc i que mai no tornaren. Son els anomenats "desapareguts".

Un divendres qualsevol

Era la vesprada del divendres. A tres quarts de sis, Miriam havia eixit de casa per a trobar-se amb les seues amigues, que eren a casa d'una de elles, la Desi. La seua mare, Rosa Folch, feía poc que també hi era. Desi va obrir la porta, s'acomiadà de la seua mare i juntament amb Toñi i Miriam van eixir al carrer cap a casa d'Esther, una altra amiga. Hi arriben a dos quarts de set i la mare d'Esther els diu que ella és a l'ambulatori. Després d'anar-hi, totes quatre tornaren a casa d'Esther. "Abans que elles vingueren, havia parlat amb Desi i li vaig dir que volia eixir de casa. Però em va dir que no isquera i que elles vindrien a visitar-me", explica Esther.

A casa d'Esther van estar una estona jugant a les cartes, cap de les tres havia pensat d'anar a la festa que se celebrava a la discoteca Color, a Picassent. "En realitat no lo havien pensat, però com que el xic que agradava a Toñi si que hi anava, decidiren finalment acostar-s'hi", segons declara Esther.

Són ja les vuit del vespre i Miriam truca a casa perquè el seu pare les porte en cotxe a la discoteca. "Mare, ¿el pare ja ha arribat a casa?, pregunta ella. "Ho dic per si pot dur-nos a Color". La mare li diu que no es possible perquè el seu pare es troba malalt i ja s'ha gitat. "A més li vaig dir que era massa tard per anar a la discoteca", indica Matilde Iborra, mare de Miriam. Ella contestà que bé i penja el telèfon.

Els pares afirmen que la decisió d'anar a Color va a ser improvisada, perqué cap de las tres portava diners suficients ni per entrar en la discoteca. Entre les tres no duien més de trenta duros. "Si la meua Miriam haguera pensat anar a la discoteca, estic segura que m'hauria demanat diners", afegeix Matilde.

D'Alcàsser a Picassent

Davant la impossibilitat que el pare de Miriam les portara en cotxe a la discoteca, les tres acorden anar a Picassent fent autostop des d'un semàfor situat a l'eixida d'Alcàsser. El que tan sols semblava un paseig en cotxe de més de dos kilòmetres, anava a convertir-se en un viatge que fins ara dura ja més de dos mesos.

És un quart de vuit del vespre. Les tres, Miriam, Desi i Toñi, es troben assegudes al costat del semàfor. Al costat d'elles es para un Seat Ronda de color or. És el cotxe de Francesc Josep Hervás, un jove llaurador de 22 anys, que juntament amb la seua xicota, Luz, de 20 anys, es dirigeix a Picassent. Francesc Josep ho explica així: "Em quede mirant-les amb un gest, els dic si volen pujar al cotxe. Conec de vista Miriam, perquè a vegades l'havia vista amb un xiquet que viu baix de ma casa". Ella pregunta si podem portar-les a la discoteca. Francesc només pot acostar-les fins a la gasolinera que hi a l'entrada del poble. "El cotxe tenia una fuita en el dipòsit de gasolina i l'havia de reparar com més prompte millor".

Durant el trajecte, no van creuar cap tipus de conversa. Les tres, Miriam, Desi i Toñi reien i xerraven de les seus coses. Potser sobre si trobarien o no l'amic de Toñi. Francesc no ho recorda. "Jo anava conduint. A més, portava al volum de la ràdio prou fort, així que no vaig escoltar res".

A l'arribada a Picassent, les tres xiquetes van eixir del cotxe i li donaren les gràcies per acostar-les fins allí. A uns cinc-cents metres de Color, les tres començaren a caminar cap a la discoteca, segons va afirmar a la Guardia Civil un joven d'Alcàsser. Era César, que tornava de la discoteca amb la seua moticicleta cap el poble. Pero la desgracia estava molt prop d'elles.

Eren les nou de la nit i a pocs metres d'on Cèsar les havis vistes, va parar un cotxe de color blanc, hi van pujar les tres, segons recorda una dona de Picassent. Era l'ultima vegada que Miriam, Desi i Toñi eren vistes juntes. Des d'aleshores la seua pista s'ha perdut i el seu parador és tota una incògnita per els efectius de la Guàrdia Civil. Havien agafat un cotxe amb parada desconeguda.

L'Horta Sud en alerta roja

A les deu de la nit, cap de les tres no ha aparegut per casa. La intranquil-litat comença a fer efecte en les famílies. Segons els pares, normalment a eixes hores ja són a casa. Aquell divendres, es fan les onze i ningú no truca a la porta. El nerviosisme es menja per dins els pares de les tres joves. Rosa Folch descriu així l'angoixa d'aquells moments: "Cap a las nou i mitja, el meu home i jo començarem a dir que era massa tard i Desi encara no havia tomat. Nosaltres ja havíem sopat i estàvem a punt de gitar-nos". Mitja hora després, les tres famílies es troven a la caserna de la Guardia Civil de Picassent denunciant la desaparició de les seues filles. El sopar de Miriam, Desi i Toñi s'ha quedat esperant-les damunt la taula. L'entrepà de truita que li ha preparat a Desi la seua mare s'ha fet sec. La safata de calamars i croquetes amb creilles que li ha cuinat la de Miriam s'ha gelat.

En les seues declaracions a la Guardia Civil, els pares asseguren que les filles no han pogut fugir. Desi havia deixat preparada la bossa per al dia següent fer natació i Miriam sap que el seu pare es trobava malalt. "A més -indica Fernando García- les prop de 40.000 pessetes que la meua filla havia estalviat, encara son al mateix calaix.

Es dissabte i el malson encara continua. Passen les hores i la por s'apodera de tot el poble. Alcàsser està en estat d'alerta i els veïns comencen la recerca de les seues "filles". Així, cap a mitjan vesprada, Alcàsser i altres municipis veïns, junt amb membres de la Guàrdia Civil, inicien les tasques d'investigació. Es formen grups i patrulles que rastregen pubs i discoteques entre les comarques de l'Horta i la Ribera. Es distribuixen cartells amb dades i fotografies de les tres joves, però no s'obté cap dada clarificadora. La preocupació s'ha tornat en por i tothom pensa el pitjor.

Nadal agredolç

D'aixó ja han passat molts dies i setmanes, i Miriam, Desi i Toñi continuen en lloc desconegut. Pel mig, ha passat un Nadal més agre que altres vegades. Enguany, el torrons s'han tornat amargs i l'ambient de felicitat familiar s'ha esvait en l'aire. Per als pares aquestes festes no han arribat enguany a casa. "Des que elles se n'anaren, tots els dies i les nits són iguals", afirma, ploriquejant, la mare de Desi.

Miriam, Desi i Toñi són unes xiquetes molt afectuoses i espavilades, segons afirmen el seus pares. Desi sempre gastava bromes a la seua mare. "Em deia gordi". Lluisa, germana de Toñi, sent una especial debilitat per aquesta. Les dues compartien dormitori i roba. "Moltes vegades m'agafava coses meues o jo d'ella. Ara…"

La poca afició pels estudis era compartida per les tres. Miriam estudiava Formació Profesional. Desi feia vuitè de Bàsica i Toñi havia deixat els estudis. Les tres volien treballar. Desi i Miriam, amigues des de la infancia, compartien l'afició per l'esport. A Desi li agradava la natació i a Miriam, el ballet. El hobbie de Toñi era llegir l'horòscop, segons diu Esther.

¿Un cas de tráfic de blanques?

Tant familiars com professors i amics pensen que les tres es troben retingudes per la força. El tutor de Miriam, Lluís Beltran, professor de l'Institut La Florida de Catarroja, creu que és impossible que haja fugit. "Totes les seus companyes de classe asseguren que es duia bé amb sa mare i que mai no li hauria fet una cosa així".

En els darrers dies, la hipòtesi que les tres estan retingudes per membres d'una xarxa de tràfic de blanques, ha començat a donar voltes en el cap de Fernando García, el pare de Miriam. Davant aquesta possibilitat, que no ha estat descartada per la Guardia Civil, el ministeri espanyol d'Afers Estrangers, ha començat a distribuir més de 200.000 cartells en diverses llengües amb les fotos de les tres xiquetes. La distribució d'aquests cartells, traduits també a l'arab, s'ha realizat des de les ambaixades del Marroc, Algèria i Tunísia. Per a García, aquesta possibilitat no és estranya "Es una hipòtesi més. Sempre hi ha gent interessada en aquest tipus de negocis. A més, això no és la primera vegada que passa en el nostre país".

De fet, al País Valencià, fa ara sis anys, la policia va desmantellar una xarxa de prostitució infantil que actuava a Valencia. En aquella ocasió, una de les set xiquetes retingudes, va aconseguir escapar dels seus segrestadors i va comunicar a la policia el seu amagatall i el de les seues amigues. En el posterior judici, l'Audiencia Provincial de València va condemnar a un total de 139 anys de presó 23 dels 34 processats. La senténcia afirmava que els segrestadors havien portat les joven a molts prostíbuls i que també havien mantingut relacions sexuals amb les joves retingudes.

El desmantllament d'aquest tipus de xarxes també va ser noticia el maig del 1992, quan la Brigada de Menors dels Mossos d'Esquadra va recuperar 32 menors en el complex hoteler Alt Empordà 2000, al Ventalló. La desarticulació d'aquesta banda va provocar la detenció de 23 persones implicades en aquest brut negoci.

Per aixó, els pares de Miriam, Desi i Toñi tenen por que les seues filles hagen estat segrestades per qualsevol banda d'aquestes. Els pares s'aferren a la idea que les tres no van fugir de casa voluntàriament, sino que foren obligades a pujar en aquell cotxe blanc que va veure la veïna de Picassent, perqué a casa m

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