2016-07-29

El ocho de febrero de 1993, Juan Madrid escribía en Cambio 16 un artículo titulado "Aquel maldito viernes 13", en el que relataba los últimos dos días de las niñas en un relato que ponía en boca de Vanesa, una de sus mejores amigas.

Vanesa aparecería citada en el libro de Fernando Martínez Laínez, publicado seis meses después, en noviembre de 1993, en el capítulo "Ester". "… Esa tarde, las tres, acompañadas de Vanesa, que también era muy amiga, se fueron a eso de las cinco y media a los recreativos ZASS a jugar a las maquinitas, pero en realidad debieron ir porque Miriam quería ver al Lean, que estaba jugando al billar. Bromearían un poco entre ellas y luego decidieron venir a mi casa…"

Este es el artículo de Juan Madrid en Cambio 16:

Muerte, muerte… sólo se habla de muerte, sabe usted. De cómo mataron a mis amigas, de cómo las enterraron y las violaron. Del sufrimiento tan grande que debieron pasar las tres, pobrecitas mías. ¿Usted se figura? Ellas venga a gritar y a gritar al sitio donde las llevaron el Ricardo y ése otro, su amigo, ése que llaman el Anglés, que son dos hermanos, el Enrique y el Antonio, dos que tienen antecedentes por cosas de drogas, me parece.

Bueno, mire usted, a mi me pasa como a todo el mundo, me pongo a pensar y pensar y no paro, qué quiere usted que le haga, yo soy así, fantasiosa. A mi en esto de la fantasía, de figurarme cosas, pues soy de lo que no hay, como me dice mi padre que siempre anda diciendo: "Anda, Vanesa, hija, deja ya de fantasear, déjate de tanto cuento". O sea, que me figuro cosas, pienso, ya lo ve usted. Pienso en mis tres amigas dando gritos, llorando, con los ojos desmesurados por el terror, a lo mejor pensando que eso no les podía pasar a ellas.

¿Se las figura usted? Yo sí que me las figuro. Las veo como si estuvieran delante, como si fuera usted. ¿Le cuento? Pues mire usted, se lo voy a contar desde el principio, desde que empecé con el diario, sabe usted, el diario que hago yo todos los días, una costumbre que tengo de pequeña, ya ve cómo soy. Yo, de pequeña, pero que muy de pequeña, ya quería ser periodista. Escribir en una revista o en un periódico las coas que van pasando y luego contárselas a los que no han estado allí, ¿me comprende?

Bueno, claro que me comprende. Qué tonta soy. Me pongo a hablar y no paro. Yo es que creo que lo más bonito de esto del periodismo es precisamente lo de contar lo que se ha visto a los demás, como le dije antes. Contárselo a los que no han podido ir donde ocurren las cosas. Como todo el mundo no puede ir, los periódicos lo tienen que contar. ¡Qué bonito es eso! Además, se viaja y se conoce gente, lo mismo que yo ahora le estoy conociendo a usted, ¿no?

Perdone, pero le estoy diciendo cosas que usted ya sabe, pero es usted el primer periodista que conozco de verdad. Yo me sé toda la historia desde el principio hasta el final, pero todita ¡eh!, que para eso la he ido apuntando en el diario, para no olvidarme, que las cosas, si se escriben, no se olvidan. Yo se las voy a ir diciendo a mi manera y usted pues luego las cuenta a la suya, ¿no? Usted luego las pone en su periódico de la manera que usted quiera.

Bueno, no sé por dónde empezar. Lo más difícil debe ser cómo empezar una historia, ¿verdad? Porque, digo yo, ¿dónde empieza una historia? Eso sí es difícil. Yo, si a usted no le parece mal, la voy a empezar desde el jueves 12 de noviembre, ¿le parece bien?

DECIR LA VERDAD. Vale, pues mire, ese jueves las cinco amigas que somos inseparables nos reunimos a que Miriam nos contara lo que le había pasado con el Lean, ¿no? Y también lo de ese chico de su instituto que se conocieron en la acampada que hicieron hace poco. No sé si usted sabe que todas nosotras, las cinco amigas, tenemos un juramento, que es contarnos todo lo que nos pasa. Nos hemos jurado decirnos la verdad, pero la verdad de la verdad. Y también nos hemos jurado que lo que nos contamos no se lo vamos a decir a nadie.

Las cinco somos: Esther (con hache intercalada que a ella le gusta así), Toñi, Desirée, Miriam y yo. 1 Las cinco nos reunimos en mi casa para oír la radio de aquí, de Alcácer, que es muy buena, para escuchar discos dedicados. Y, la sorpresa, uno que iba a pedir Toñi. El disco es de Peter Sealing, que a todas nos vuelve locas de lo guapísimo que es, y el tema Major Tom. Toñi habló con el locutor y le pidió el disco y cuando lo puso y lo oímos, Miriam decía: "Jamía que tontas sois" y se reía y nos reíamos todas.

1 FML (Capítulo "Marisa"): "... La pandilla, en realidad, éramos Ester, Desi y yo, nosotras teníamos la relación más estrecha; y luego estaban Toñi, Miriam e Isabel..." Por otra parte, Toñi dedica el Major Tom a Isabel, Miriam, Desi, Ana, Amaya, Marisa, Melina, Belén, Ester, Carmen y Cristina. Pero a  Vanesa, que estaba allí con ella, no.

Usted dirá que por qué le cuento esto, pero es que tiene mucha importancia con los asesinatos. Verá usted, Miriam es la más mona de todas, sí, la más guapa. Para mí es guapísima y tiene un estilo que para qué. Ella hace ballet en el instituto y quiere ser bailarina. Con eso de la gimnasia del ballet se le ha puesto una figura de lo más mono, una figura que ya, ya… 2 Bueno, pues es la única de todas nosotras que tiene novio, o sea, un chico que le gusta y que él, pues le gusta a ella. El chico se llama Lean, bueno le llamamos nosotras, en realidad se llama Leandro, tiene 18 años. Es la mar de guapo, alto, muy fuerte él, que hace pesas y kárate y tiene unos pies grandísimos que me parece que gasta el 45, el tío. 3

2 FML (Capítulo "Ester"): "... Miriam era la más guapa. Hacía ballet en el Instituto y quería ser bailarina. La gimnasia le gustaba y le había dado un buen tipo..."
3 FML (Capítulo "Ester"): "... Alto, muy fuerte, hacía pesas y kárate, y con decirte que calza un 45 te harás idea de lo chicarrón que es..."

Le sigo contando. Miriam decía: "Venga, hijas, no os riáis, no vale, que me da no sé qué". Y eso lo decía, verá, porque a Miriam le gustaba otro chico, como ya le he dicho, otro chico que no era su verdadero novio, el Lean. Y como ella es legal cantidad pues se lo dijo al Lean. Le dijo: "Mira, Lean, lo siento mucho, de verdad, pero he conocido a otro chico en la acampada del instituto y me gusta. Lo siento. No sufras por mí". 4

4 FML (Capítulo "Ester"): "... Lo siento mucho, pero he conocido a otro chico en la acampada del Instituto y me gusta. Lo siento..."

Y el Lean que le contesta: "Yo no puedo estar con una chica que me engaña, así que rompemos. Trataré de olvidarte".

A nosotros nos dio pena el Lean por lo que iba a sufrir, pero la vida es la vida y ella, pues fue sincera, ¿verdad? Y siendo sincera se puede hacer daño sin querer. Bueno, a lo que iba, todo esto es muy importante para el asesinato, pues si no hubiera sido por eso pues no hubieran ido a la disco Coolor que está a la salida de Picassent y no hubiera pasado nada. Eso fue el jueves 12 de noviembre, ¿no? y al otro día, Miriam se arrepintió. Le dio como algo raro en el corazón y se tiró toda la noche venga a llorar, pensando en Lean, en el daño que le había hecho. 5

5 FML (Capítulo "Ester") "... Estuvo llorando toda la noche pensando en el Lean, en el daño que ella creía que le había hecho, y como era tan sensible fue a verlo otra vez, a hacer las paces, y a decirle que estaba arrepentida de lo que le había dicho..."

O sea, que le dio pena a la pobre. Ya ve usted cómo somos las chicas. Nos dan pena los hombres que sufren. En cambio, los hombres, pues no tienen pena, Los hombres si te he visto no me acuerdo. Ellos lo que quieren es… bueno, ya sabe lo que quieren los hombres. Cuando lo consiguen adiós muy buenas. Si te he visto, no me acuerdo. Ese es su lema.

Voy a seguir. Se conoce que el disco que pidió Toñi le hizo recordar tiempos felices, tiempos bonitos cuando ella y el Lean eran amigos especiales o novios o lo que se llame eso. Y al otro día, o sea, el maldito viernes 13, Miriam andaba ya arrepentida de lo que le había dicho a su novio y fue a verlo.

Le dijo: "Estoy arrepentida, Lean. Me gustas tu. El otro no".

Y Lean le contestó que vale, que muy bien, pero que tenían que hablar. Se hizo un poco el duro, como todos los hombres, qué se le va a hacer, ¿verdad? Es lo que yo digo, los hombres son así y no hay manera de cambiarlos, pobrecillos. Eso fue lo que le dijo, pero voy a seguir.

"Voy a estar en la disco -le dijo el Lean-, a la salida hablamos".

¿Se da cuenta? Ahí empezó todo. ¿Lo ve? Quedaron en verse a la salida de la disco. Si no hubieran quedado, pues Miriam no hubiese ido y no hubiese ocurrido nada. No sé si se ha dado cuenta de lo que le acabo de contar. Miriam fue a Coolor, la disco ésa, a hacer las paces con el Lean. Yo creo que esto es bien importante, ¿verdad? ¿A que sí?

Usted se preguntará que muy bien pero que junto a Miriam fueron Toñi y Desirée. Pero claro, usted es un señor mayor, perdone y seguro que no sabe que nosotras vamos siempre juntas. Claro, figúrese, una reconciliación y hacerla ellos dos solos. Imposible.

Yo quiero que se dé cuenta de que, aquel viernes 13, si Miriam, Toñi y Desirée fueron a la disco fue para que Miriam hiciera las paces con su novio. Y fíjese cómo son las cosas de la vida que el Lean no fue a la disco. Se hizo el duro y al final decidió no ir. ¿Se va haciendo una idea? 6

6 FML (Capítulo "Ester") "... quedaron en verse, aunque no en la discoteca, porque Lean, a última hora, decidió no subir a COOLOR. Miriam no fue esa tarde a la discoteca por el Lean, y no tenía mucho interés en ir. La que más interés tenía era Toñi, que quería ver a un chico del pueblo que le gustaba y que se llama José Antonio..."

Le voy a seguir contando cómo fue aquel viernes 13. Nosotras, o sea, Toñi, Desirée, Miriam y yo nos fuimos a eso de las 5,30 a los recreativos Zass a hacer como que jugábamos a las maquinitas y a comer cortezas y saladitos, pero en realidad era para ver al Lean, que se hace su partidita de billar. Estábamos allí las cuatro, riéndonos, venga a reír y haciendo como que no mirábamos al Lean. Allí estuvimos como una hora y decidimos irnos a ver a la pobre Esther que estaba con gripe y no la dejaban salir de casa.

Tengo que decir que Miriam se había puesto guapísima para ir a ver al Lean. Verá: camisa vaquera chupi, (¿?) pantalón estupendo, lavado y puesto al sol para que quede como tiene que quedar, sus zapatillas Adidas y su cazadora vaquera. Y para qué hablar del peinado que llevaba. Una delicia. La melena así, al lado, un poco ondulada que le tapaba un poco el ojo, y un poco de rimel, muy poco, para que nadie se diera cuenta. Bueno, si ella iba guapa, nosotras también.

ARREPENTIDA. Toñi se había lavado la cabeza, lo mismo Desirée y yo, que me había puesto la falda de mi hermana que se había comprado en Barcelona. Nos lo pasamos chupi piruli en los recreativos Zass, como ya le he dicho, venga a reírnos. Después, Miriam y las demás nos acercamos al Lean y Miriam le dijo eso de que estaba arrepentida y que en realidad le gustaba él y no el otro chico.

Como eso ya se lo he contado, paso a otra cosa.

Salimos de Zass la mar de contentos, sin dejar de reírnos, diciéndole a Lean la suerte que tenía porque había recuperado a su novio. Las cuatro, derechitas, nos fuimos a casa de la pobre Esther (ponga la hache intercalada) a decirle lo que había pasado. Para que se enterara, vamos.

Merendamos la mar de bien en casa de Esther, se lo contamos todo, jugamos un poquito a las cartas y a los videojuegos y Miriam que estaba nerviosa por ir a la disco. Tan nerviosa estaba que hasta llamó a su padre para que nos llevara en coche. Su padre le dijo que no, que estaba cansado. Miriam no hacía más que mirar el reloj: "Hija, vámonos ya, porfa". Y tan pesada se puso que a eso de las 7,30 7 pues se despidió de Esther y de mí y se fue. Se fueron Toñi y Desirée para acompañarla y yo me quedé con Esther, que su madre no la dejaba salir.

7 Fuente: entrevista a Esther en “La Vanguardia”, el 29 de enero de 1993. El horario difiere del que indicó en el Sumario (20:20 h.) y en el juicio (20:00 h.) Si la supuesta llamada a casa de Fernando García se hizo a las 8 de la tarde ¿cómo iban a haber salido de casa de Esther a las 7:30? El famoso vídeo que marcaba las 8:20 de la tarde era la referencia. Aunque luego desapareció en el juicio, porque la hora mágica era las 8 de la tarde.

¿Se las figura usted? Iban carretera adelante, la mar de contentas, riéndose como locas y haciendo dedo. Serían las 8 cuando Francisco y su novia, que es valenciana, sabe, cogieron a las tres y las dejaron en el cruce con Silla, al lado del puente, en la primera gasolinera. A Francisco no le hubiese importado llevarlas hasta la disco, ¿comprende? Francisco es buena persona. Lo que pasó es que le iba fallando el coche y lo quería llevar al garaje antes de que cerraran.

Serían las 8 o las 8,05. 8

8 Tenían mucha prisa, pero ¿tardaron media hora en llegar hasta el famoso último semáforo desde la casa de Esther?

Y ellas anda que te anda carretera adelante. Sin dejar de reírse. Y los coches pasando. Pasando. Y nadie que las coge. Y ella venga a hacer auto-stop. Miriam loquita por encontrarse con el Lean.

¡Ah! antes tengo que decirle que en realidad no iban a la disco. Iban a verse con el Lean a la salida. La disco cuesta 400 pesetas, un dineral. Entre las tres no juntaban las 1.200 que costaba. Si no hubiese estado el Lean en la puerta, a lo mejor hubiese entrado sola Miriam. Sólo ella, Para hablar con su novio, ¿entiende?

A las 8,15 el José Antonio las ve.

Sí, lo que oye. El José Antonio paso por allí.

Volvía con su Vespino por la carretera y las saludó levantando la mano. Fue el último que las vio con vida. Si, el último. Ellas ya habían rebasado Picassent y marchaban por lo peor de la carretera, que es oscura y tétrica. Figúrese.

Quince minutos después los asesinos las cogieron en autostop.

Si es verdad lo que dicen las autoridades, el Miguel Ricart, un chico que conoce de vista a Miriam y que es muy mayor, como de 23 años, las paró en su coche, un Opel blanco la mar de bonito. A su lado iba uno de los hermanos Anglés. No sé si Antonio o Enrique. Como las autoridades todavía no se han puesto de acuerdo en ese punto, pues yo no le digo ni que era él ni que no era. Desde luego, el Miguel Ricart era el que conducía, porque para eso el coche era suyo.

Dentro del coche empezarían las bromas. Que si qué contentas vais, que si os queréis venir con nosotros, que si en la disco no hay nada más que pipiolos, que nosotros somos tíos de verdad, que si venga tías, no seáis bordes… que si esto, que si aquello Total, que mis amigas dijeron que nanay, naranjas de la china. Que ellas iban a la disco, que por favor las llevaran a la disco.

¡Eh!, ¿por dónde vamos?, diría Miriam, o Toñi o Desirée. Ese no es el camino. ¿Por dónde vamos? ¡Eh, un momento! ¡Un momento!

Y el coche que se mete por otro camino.

Un camino oscuro. El camino que lleva a la casamata o a otro sitio que los hermanos Anglés han utilizado para sus porquerías. Bueno, esto último me lo figuro por lo que dicen sus amigos, los periodistas que están por aquí. A lo mejor me equivoco.

Pero ellas ya van llorando, suplicando que las dejen. Pero claro, no pueden salir. Y el coche va dando tumbos por los caminos del campo. Por la oscuridad.

Lo que llorarían ellas, ¿verdad?

Ya le dije al principio qu yo, de bien pequeña, quería ser periodista. Bueno, ahora también quiero serlo, pero hay que ver lo que han montado ustedes aquí. ¿Es así siempre, eh? Fíjese, las televisiones han instalado focos y venga focos, que esto parece el cine, camiones con el material, coches y venga coches. Y fotógrafos. Fotógrafos por todas partes.

Pero lo que más me fastidia es que los de las teles, por ejemplo, nos digan cómo tenemos que comportarnos, como en esos programas de público, como el Un, dos, tres. Sólo ha faltado que nos digan, "ahora a aplaudir, ahora a ponerse tristes, ahora a enseñar los carteles". Un poco lastimoso, ¿no?, qué quiere que le diga. Yo pensaba que el periodismo era otra cosa. Hasta un plató han organizado en la Asociación Agrícola. Y como beben ustedes los periodistas, madre mía. Mi abuelita, la del bar Carrión, me ha dicho que ha gastado cajas y cajas de cerveza, whisky, vino… no sé, la intemerata, vamos.

Y todo el mundo se ha puesto a decir que hay que matar y torturar a los asesinos, o sea, que quieren ser como ellos. Y yo creo que eso no puede ser. Vamos, me parece a mí. No podemos volver a la selva, que es lo que dice mi padre. Que se haga justicia, eso sí. Pero de matar a los que matan, nada de nada. Nasti de plasti, como dirían los de Madrid. Y hablando de otra cosa. Yo me pregunto cómo ese Miguel Ricart, que vive ahí al lado, en Catarroja y que es camionero, es tan drogota y tan maleante él. Es tan maleante que tiene una hija a la que no ve y vive fuera de su casa. El Miguel Ricart vive con los hermanos Anglés, que son ocho y no tienen padre, que murió. La madre de esos chicos es brasileña y buena persona, pero Enrique y Antonio… ésos son traficantes, dicen, y el Antonio hasta es fugado de la cárcel psiquiátrica de Fontcalent, en Alicante, donde salió de permiso en marzo del año pasado, escapándose.

Yo creo que el Miguel Ricart y alguno de los hermanos Anglés conocían a Miriam, porque ella va al instituto de Catarroja. Un instituto que llaman Florida. Es casi seguro que la conocían y ya se había fijado en lo guapa y en lo mayor que parecía ¿no cree usted?

No quiero ni pensar en lo que le hicieron a las pobrecitas en la casamata esa aquerosa que han encontrado en el campo. Ni pensarlo quiero. Ellas gritan, se arrastran por el suelo, patean… y ellos venga a decirles que eran unas tales y nas cuales, que seguro que se lo hacían con todo el mundo, que eran unas puercas -eso dicen los tíos ¿no?- que por qué no lo iban a hacer con ellos.

Y los golpes. Venga a darles golpes y a violarlas por turno. Ellos a reírse, que era lo suyo, ¿verdad? Una risa muy grande les tenía que haber entrado. Una diversión de noche de viernes. Las chicas estamos para eso, ¿no?

Y las mataron. Un tiro en la nuca a cada una. Así no se chivan estas tías, pensarían. Tres tiros y se acabó. A otra cosa. A no preocuparse más. A la vida de todos los días. A disimular.

Y las vistieron. Y las colocaron una junto a la otra en un pedazo de moqueta azul, que tenían en la casamata para sus asuntos. Y las llevaron al descampado donde sólo van los mieleros. Y los tíos se pusieron a cavar por turno, venga pico y pala.

BROMAS MACABRAS. Me los figuro allí, de noche. Echándose unas cervecitas, comiendo patatas fritas, unos bocatas, sopa de tomate, cigarritos… Medio borrachos los tíos. A lo peor hasta diciendo bromas, muy compañeros ellos. Y mientras tanto, los cuerpos de mis tres amigas abrazados dentro de la moqueta azul. Lo demás ya lo sabe usted, que ha estado aquí y no se lo voy a contar, ¿para qué? Gabriel Aquino, el mielero, encontró la mano de Toñi con el reloj, asomando. La mano putrefacta y descarnada, pero llevando su reloj, ese reloj tan bonito que tenía.

Don Pedro Carboneras, el de la funeraria, le ha contado a mi padre que cada una pesaba como 12 kilos, las pobres. Una encima de la otra en un foso de dos metros de largo por uno de ancho y más de medio de profundo. Tenían sólo huesos y piel, pero los señores forenses y ese otro señor Frontela, de Sevilla, que es tan listo, ya han hecho las autopsias y lo han descubierto todo. Bueno y lo más importante. El Miguel Ricart va y rompe un parte médico y lo tira por ahí. No sé si en la casamata 9 o en el campo, cerca de la tumba. El caso es que la Guardia Civil recoge los trocitos de papel, los reconstruye en sus laboratorios y descubren el nombre. ¡Hay que ver, eh! Parece mentira, como de peli policíaca y perdone si parece que me vuelvo frívola, pero es que es así.

9 ¿Una casamata o una caseta? Una casamata es un búnker que protege un nido de ametralladoras o una pieza de artillería. ¿Sabría Vanesa siquiera qué es una casamata o es un error de Madrid?

Y encima, la Guardia Civil, que tenía enfilado al Miguel Ricart por sus antecedentes drogotas y por su coche Opel Blanco, que había sido visto por testigos como ya le he contado, pues lo detuvieron, ¿no es así? Y bingo.

Mire, ya no quiero hablar más de esto. Me he cansado. La muerte ha entrado en Alcácer. La muerte, la muerte, la muerte, la muerte… Dios mío, la muerte.

¿Existe Vanesa? ¿O es un recurso literario de Madrid para contar su historia? No figura en el sumario, no fue citada en el juicio y Toñi no la incluye en la lista de amigas a las que dedicó el "Major Tom". El que la cite Laínez en su libro no es garantía de nada, porque parece haberse basado en el artículo de Madrid a la hora de escribir su libro, si bien existen notables discrepancias.

Según "Madrid-Vanesa", las niñas van a la discoteca para que Miriam se encuentre con "Lean" a la salida. Pero, según "Laínez-Esther", las niñas van a Coolor porque a Toñi le gustaba José Antonio Cano Llacer. Una significativa diferencia.

Lo de Cano Llacer no se sostiene si es verdad que se cruzó con ellas a la altura de la gasolinera y las saludó. Si iban a Coolor porque Toñi quería verlo, el paseo hasta la discoteca ya no tenía objeto. Cano se había marchado y además se estaba haciendo tarde.

La novedad más destacada del artículo es el hecho de que Esther no fuera "a la discoteca" porque su madre no la dejaba salir. Una hipótesis de la que ya se hablaba "entre bambalinas", pero que ahora, gracias al artículo de Cambio 16 queda recogida en papel. Era poco probable que una adolescente como Esther se quedara en casa por una simple gripe. Una gripe que, por otra parte, no había sido obstáculo para que fuera a Zass a ver si estaban allí sus amigas, ni para que luego se acercara al ambulatorio para que le pusieran una inyección. Mientras tanto, tenemos que aceptar que Toñi había ido con sus amigas a la discoteca, con una caries que le había destruido buena parte de una muela y una infección que ya había invadido el maxilar inferior.

El deducir que no iban a la discoteca y que Toñi no tenía ninguna caries sería algo que sólo podría hacer un conspiranoico, porque entonces resultaría que el maxilar no era el maxilar y nos meteríamos en un lío.

Laínez pone en boca de Esther buena parte de lo que le cuenta Vanesa a Madrid. ¿Sería Esther realmente la fuente de Madrid? Y si así fuera, ¿por qué la hora de salida de casa de Esther cambia de las 7:30 a las 8 menos algo; el motivo para ir a la discoteca, de ver a Lean a la salida a ver a Cano Llacer -que estaría dentro del local y no tenían entradas-; y la causa por la que Esther no fuera a la discoteca de que su madre no la dejó ir, a que tenía gripe?

Si alguna entrevista no lo remedia, siempre nos quedaremos con la duda de cuáles fueron las fuentes que consultaron Madrid y Laínez; dónde acaba la realidad y empieza la fantasía y dónde terminan los aciertos y comienzan los errores.

Un dilema que no es en absoluto nuevo en el caso Alcàsser, de todos modos.

Fuentes:

Aquel maldito viernes 13. Cambio 16. Ocho de febrero de 1993.

Sin piedad. Fernando Martínez Laínez.

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