La semana pasada, dos terremotos de magnitud 6,5 y 7,1 en Japón en la escala Richter, y uno de 7,4 en Ecuador nos recordaron la frecuencia con que estos eventos afecta a dos regiones por distintos lados del mundo.
Hay que considerar que ambos países se ubican en el “Cinturón de Fuego del Pacífico”, una cadena de volcanes y lugares de alta actividad sísmica que se sitúa al borde del Océano Pacífico. El cinturón afecta a unos 22 países a través de sus 40 mil kilómetros de longitud.
Sin embargo, el sismo del sábado no es el más fuerte que haya afectado el país andino, según el portal chileno La Tercera. En 1906 un terremoto de magnitud 8,8 frente a las costas de Ecuador y Colombia provocó un tsunami que causó la muerte a 1.500 personas. Más recién, en el 1987, otro movimiento de 7,2 mató a 1.000 personas.
¿Podemos esperar otros eventos similares?
Varios científicos afirman que sí. Uno de ellos, Roger Bilham de la Universidad de Colorado, aclara que en las actuales condiciones, se podrían esperar “hasta cuatro eventos sísmicos mayores a 8,0”, añadiendo que de no ocurrir, la tensión acumulada podría provocar “terremotos más catastróficos”.
No obstante, según el BBC no hay conexión alguna entre los sismos.
“Japón y Ecuador están tan separados uno del otro como es posible estarlo en este planeta”, explica Roger Musson, sismólogo del British Geological Survey.
“Y sus placas tectónicas son diferentes”, le dice a BBC Mundo.
A pesar de las diferencias de opinión entre los expertos lo que si queda claro es que Ecuador necesita más ayuda, con las cifras de víctimas totales creciendo a una tasa alarmante.
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