2016-11-24

Por Ana Gómez Salcido 

Bárbara K. Strickland decidió ser abogada luego de crecer en los años sesenta, cuando se luchaba por los derechos civiles.

La originaria de Hopewell, Virginia se mudaba de ciudad en ciudad cuando era joven, debido a que su padre trabajaba en el departamento penitenciario del gobierno federal. Fue a principios de los años sesenta cuando llegó a Long Beach, California, en donde cursó su último año de preparatoria.

“Estábamos en los años calientes de los sesenta. Estábamos en plena Guerra de Vietnam y en el movimiento de derechos civiles, de ahí salió mi idea de ser abogada”, comentó. “No sabía en que me quería enfocar, solo sabía que quería ser abogada”.

Strickland es egresada de Ciencias Políticas y Español de la Universidad de California en Santa Bárbara y de la Escuela de Derecho de Western State University. Hoy en día, ella cuenta con más de 40 años de experiencia defendiendo a sus clientes por medio de la práctica privada, y a través de numerosos casos pro-bono.

Durante su tiempo como estudiante de derecho, Bárbara supo en que enfocaría su profesión. En el campus universitario de Western State University se estableció una clínica donde los estudiantes actuaban como abogados bajo un supervisor, y se atendían casos de inmigración.

“Yo estaba trabajando en esa clínica, ahí fue cuando me gustó el enfoque en la inmigración”, comentó. “En aquel entonces, hubo un cambio importante de la ley. Antes las personas podían gestionar su residencia legal si tuvieron hijos en Estados Unidos, sin importar que fueran menores de edad. Nos enfocamos en presentar todos los casos que pudiéramos antes de que la ley cambiara mientras estaba en esa clínica de la universidad”.

Cuando se graduó de la universidad, ell aejerció como abogada en el Condado de Orange por aproximadamente cuatro años. Luego decidió mudarse a la Ciudad de México, debido a una oferta de empleo que recibió su ex marido. Esta mudanza a México, también le abrio las puertas a Strickland a una importante oportunidad de empleo.

“Entré a trabajar a la Secretaría de Relaciones Exteriores, primero estaba en el departamento de protección, luego pase a consultoría jurídica. Ahí no trabajaba exactamente como abogada, pero trabajaba en cuestiones relacionadas con la inmigración, y con problemas por los que pasan los mexicanos en Estados Unidos” comentó. “Estuve en la Ciudad de México por siete años, y de ahí ya me vine a San Diego”.

Cuando llegó a San Diego en 1990, la abogada empezó a trabajar como asesora jurídica para el Consulado de México en San Diego. Su trabajo incluía dar atención a las personas que solicitaran ayuda al consulado, y que tuvieran problemas legales de todo tipo, desde migración, familiar, hasta penal. Antes de partir de ese empleo en 1999, para abrir su propio bufete de abogados, Strickland creó un programa de consultas gratuitas sobre temas migratorios que hasta la fecha continúa operando en el Consulado General de México en San Diego. El programa opera todos los martes de 8 a.m. a 10 a.m. en las instalaciones consulares en Little Italy. Incluso, ella continúa participando a pesar de que opera su propio bufete jurídico desde hace 17 años.

Su empleo en el consulado lo dejó para enfocarse en casos de inmigración, enfoque que a cual decidió dedicarse cuando estaba en la escuela de derecho.

A lo largo de su carrera, Barbara Strickland ha recibido el premio Wiley W. Manuel de la Barra de Abogados de California por sus servicios legales pro-bono en tres diferentes ocasiones. También ha recibido múltiples premios del Proyecto de Justicia en Inmigración del Colegio de Abogados de Estados Unidos, esto por proporcionar servicios pro-bono para representar a inmigrantes en sus casos de deportación.

“Siempre he sentido que si puedo ayudar a la gente me siento bien”, comentó. “Yo puedo ayudar a mantener familias unidas y a las personas que tienen la mayoría de su vida viviendo en Estados Unidos. Me motiva que mis clientes se quedan muy agradecidos”.

A principios de este año, Strickland dejó su propio bufete de abogados para empezar a jubilarse lentamente. Ahora trabaja en el bufete de abogados de Stephanie Alcalá en National City, pero trata de llevar pocos casos. Aunque su carga de trabajo es menor a la que llevaba años atras, Barbara continua impactando en la comunidad con los casos que defiende.

En uno de los  casos más recientes disputado por Strickland, una persona perdió su caso en la corte de inmigración por contar con un antecedente penal en California. Sin embargo, debido a una nueva ley en California que inició desde enero del 2016, el cargo penal de su cliente podía ser eliminado de sus antecedentes. Strickland logró borrar el antecedente de su cliente por esa nueva ley. Ahora, otros abogados utilizan este caso como referencia para ayudar a más personas en las cortes de inmigración.

Además del legado que deja con los casos que defiende, Barbara Strickland también se dedica a dar talleres en iglesias y escuelas para educar a las personas sobre sus derechos.

“Aunque una persona sea indocumentada, cuenta con derechos. Es importante que lo sepan para que no se rindan”, expresó Strickland. “Siento una satisfacción cuando doy estas pláticas comunitarias gratuitas. No quiero que las personas acudan con notarios o consultores y que sean víctimas de fraude”.

Strickland es integrante del Capítulo de San Diego, de la Asociación Americana de Abogados de Inmigración,  ha servido como Presidenta y Co-presidenta del Comité de Leyes sobre Prácticas Ilegales de la asociación.

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