2015-05-02

La riviera irlandesa - Serie documental que recorre la costa de Irlanda, la isla verde del extremo occidental de Europa.

En el punto más noroccidental de Europa, salpicada por aguas del Océano Atlántico así como por antiguos mitos y misteriosas leyendas, se encuentra la isla en la que mejor se vive del mundo, Irlanda. Un título del que puede presumir no sólo porque así lo afirma la prestigiosa revista The Economist, sino por ser una tierra repleta de contrastes que posee el cielo más despejado del planeta, así como salvajes paisajes lunares y una agreste costa capaz de cortar la respiración a quien la contemple durante unos segundos.

Con aroma a brisa marina y un ambiente festivo, topamos con el condado de Cork, dominado por algunos de los paisajes más excepcionales de la denominada isla esmeralda, e inmensas playas de arena dorada.

“El condado de Cork es conocido por los británicos como la Riviera irlandesa. Es fácil entender el porqué de este comparativo cuando observas las fantásticas playas del oeste de Cork, sus coloridos pueblos pesqueros y el clima temperado del que gozan durante todo el año”, explica el gerente de la agencia inmobiliaria Your place in West Cork.

Así, no es de extrañar que, desde hace algunos años, diversos pueblos del condado, como Kinsale, Schull o Glengarrif, se hayan visto poblados por mansiones georgianas, renovados cottages y casas de alto standing con vistas privadas al mar.

“El perfil de las personas que adquieren una casa en Cork responde normalmente a compradores internacionales de clase media-alta que buscan una residencia de verano y que encuentran aquí la tranquilidad que tanto necesitan en sus vidas, así como exclusivas opciones de ocio como el golf, la navegación o la equitación, entre otros”, afirma Ron Krueger, director de la oficina que Engel & Voelkers tiene en Cork.

Es el caso de Schull, para muchos el pueblo costero más mágico y bello del país, gracias a sus espectaculares playas y sus pintorescas casas. Un maravilloso centro para practicar deportes o, simplemente, para relajarse y olvidarse del mundo durante unos días. Próximo a este paraíso terrenal se encuentra Ballydehob, una colorida villa que se extiende a lo largo de la bahía Roaring Water Bay, a la que distinguidos artistas y escritores han venido a retirarse, deseosos de vivir en pleno contacto con la naturaleza, y donde el actor Jeremy Irons posee un pequeño castillo donde suele pasar parte de sus vacaciones.

No obstante, si lo que realmente queremos encontrar es el destino vacacional de la aristocracia británica optaremos por Glengarriff, pueblo que gracias a la suavidad de su clima y a sus maravillosos alrededores se convirtió en la residencia de verano de la reina Victoria o del escritor George Bernard Show, entre muchos otros personajes célebres.

Cien kilómetros al este brilla con luz propia Kinsale, un pueblo de costa medieval, considerado capital gastronómica de Irlanda, que más allá de su cocina destaca también por el glamour y el espíritu cosmopolita que envuelve a sus gentes. “Cork es uno de los condados más bonitos y variados de Irlanda, pues tiene algo para ofrecer a todo aquel que lo visita. Así, la gente que busca mar, lujo y glamour lo encontrará en pueblos como Kinsale o Schull, mientras que si lo que quieren es descansar y practicar actividades al aire libre la mejor opción es adquirir una casa en Glengarrif o Baltimore”, apunta Ron Krueger.

Un deseo que, desde que estalló la crisis, está al alcance de más personas; hoy se puede adquirir una modesta casa de campo a partir de los 300.000 euros o una mansión con vista privada al mar a partir de los 900.000.

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