2014-11-12



Hombres diligentes, Javier y Arturo

José Luis Cobián León

En días pasados se retiró del tren de nuestra empresa un elemento del que es innegable su trabajo diligente, cuidadoso, de esfuerzo y de gran eficacia, Javier Villegas Ortega. Quien realizó con prontitud y rapidez las aportaciones pertinentes en su dirección, cumpliendo así con su cometido.

Ahora entrega la estafeta a un igual, hombre diligente, reconocido por su prestigio en lo laboral y lo profesional, Arturo Figueroa Cárdenas. Es así que ambos estableciendo ese vínculo invisible como las olas del mar que se renuevan en la espuma, dan paso a la continuidad de los objetivos de El Correo de Manzanillo, que lo han mantenido como periódico líder en nuestro puerto.

Dado lo anterior Villegas Ortega se lleva mi reconocimiento, además de mi agradecimiento por su capacidad de empatía al reconocer el esfuerzo, del que sé, es de los amigos que perduran y en el que se puede aplicar una expresión de origen francés “noblesse oblige” cuya traducción literal es “nobleza obliga”, ya que siempre se manejó con admirable integridad y respeto.

Cafetero de gestos elegantes característicos de los caballeros del CYD, en él, es posible distinguir la paz como suelen tenerla los seres transparentes. Hoy se aspira una bocanada de vacío en el equipo, sin embargo, no queda en duda que desde sus empresas en las que hoy se ocupa, seguirá apoyando a nuestra casa editorial. Y como dijo Roberto Barrios Paniagua, “la amistad no se agradece, se corresponde” y es lo que hago ahora Javier.

No obstante si por un lado damos una sentida despedida, por otro, damos una cordial bienvenida a nuestro nuevo director Arturo Figueroa Cárdenas, designado por su gran valía. En él se reconoce el plenilunio personal, formativo y profesional. Con lo que recuerdo a dos grandes escritores rusos del siglo XIX, Antón Chéjov y a Nikolái Gogol “Los hombres inteligentes quieren aprender. Los demás, enseñar”. “El ejemplo tiene más fuerza que las reglas”. Por lo que Arturo es un hombre inteligentemente ejemplar, con una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica, como decía Einstein: La voluntad. Bienvenido al equipo.

Deus ex machina, la tragedia griega y México

Tomando una taza de amarga oscuridad, con estas lluvias inesperadas apaciblemente verticales y frías, que nos hicieron correr mientras teñían de oscuro nuestras vestiduras, recordé a tres grandes autores de la tragedia griega: Esquilo, Sófocles y Eurípides.

Por motivos de interés, quiero estribar en solo dos, Sófocles quien escribió “Sé osado, lo que los sueños te traen con la luna, los rayos del sol se lo llevarán. Hijo mío, no hay mejor regalo que la vida”. Su gloriosa habilidad la centró en los sentimientos del hombre, convencido de su fuerza mental, que es capaz de demostrar. Prueba de ello en su obra Antígona, como gran recurso poético comienza diciendo, “Hay muchas maravillas en el mundo, pero el hombre es la más maravillosa de todas ellas”.

El segundo a citar es Eurípides, a diferencia de Sófocles, en sus obras describía al hombre en su realidad, con banalidades y defectos, con creencias individualistas y convenencieras, sobre la justicia y la felicidad, llevándolo de escalada hacia una atmósfera imposible de sinrazones, quejas y conflictos, estribando en el inevitable caos. Es ahí donde Eurípides utilizaba un recurso habitual en sus obras, el deus ex machina, traducido literalmente significa “dios desde la máquina”, por consiguiente, haciendo aparecer un dios pone fin al desastre.

Es aquí, donde requiero de su apoyo respetable lector para plantearnos, cuál será el caso de la tragedia mexicana:

Por un lado tenemos mujeres y hombres, manzanillenses y colimotes de los que hablaba Sófocles, que sin duda también se encuentran en todo el país. Pero existe una minoría enclaustrada en el poder, quienes a pesar de ser mexicanos, que al igual que nosotros, aman, tienen hijos a los que les proveen de toda la felicidad que le es posible; lamentablemente les ha pasado como los personajes de Eurípides,  su sentido de justicia y de felicidad es individualista, por tanto es ajena al resto de las mayorías.

En resumen, que será más posible, que baje un dios a poner orden, algo así como  los guiños de un semáforo (NO como los de nuestro puerto, que están mal sincronizados) para controlar la vialidad de la conducta humana. O será que, “nuestros” partidos junto a sus miembros y actuales representantes políticos, locales y federales dejen su sentido particular de la justicia, haciendo a un lado sus diferencias de lavadero, para que puedan aportar al país un cambio de fondo, olvidándose de una vez, cómo hacerle para tomar las manos de nuestra gente, como si recogieran algo del suelo para gritar hurras a su favor. Esos que hablan tanto que si nos quedáramos mudos, tardarían meses en darse cuenta.

El dado está en el aire, el tiempo dirá que se da primero, mientras, un consejo a los que les quede el saco. No les vaya a pasar como aquello que me contó un maestro de la comunidad de Camotlán, acerca de un político que andando en tiempos de campaña, traía un alacrán en la espalda, a lo que inmediatamente le aviso. –Señor Trinquetes, trae un alacrán en la espalda. -¡Quítamelo tarugo!– Pues le quitaré el alacrán, porque lo tarugo no creo. Para que no quede nada en el tintero. Comentarios: entrelibrosycafe@hotmail.com

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