2015-07-29

Después de concluida la tercera etapa de su Primera Gira Universal por el continente europeo, el pasado 26 de julio, desde el balcón de su casa, el Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García saludó y dirigió un emotivo mensaje a la Iglesia de Hermosa Provincia, al término de la Escuela Dominical.

Desde su llegada a Guadalajara, ha elevado su plegaria matutina al Creador en el templo de la colonia Hermosa Provincia. La Iglesia, algunos de los ministros y el Coro, a través de sus cánticos espirituales, le acompañan en este momento tan sublime: la oración a Dios.

Dulce oración: aliento al alma das

El lunes 27 de julio, cuando el reloj marcaba las 4:24 de mañana, el Apóstol del Señor acudió al templo a elevar su oración. La lluvia, que minutos atrás comenzó a arreciar en el oriente de Guadalajara –acompañada de fuertes vientos– no fue impedimento para que esta cita con el Creador se cancelara.

En las calles aledañas al templo y en sus atrios, cientos de hermanos ya lo esperaban para acompañarle en su oración. Sus expresiones de júbilo, amor, reconocimiento y gratitud fueron incontenibles y manifiestas al paso del Apóstol de Jesucristo, pese a la copiosa lluvia. “Dios los bendiga hermanos”, expresaba con su singular sonrisa.

Cabe destacar que el Apóstol Naasón Joaquín, con anterioridad, recordó a la Iglesia la importancia de la oración de cinco de la mañana, pero más aún el de tomar unos minutos antes de que ésta inicie para agradecer a Dios por sus bondades. Así lo expresó:

“Qué hermoso es levantarnos y decir: ´Gracias te damos Señor. A ti, mi principio y mi fin, mi único Dios. A ti que nos has dado todas las bendiciones y por tantas maravillas que hemos recibido, venimos ante ti a darte gracias (…). Que sea una oración de adoración al Creador, porque Él es digno de recibir toda nuestra alabanza, gloria y adoración: que nuestros labios se llenen de alabanzas a Él” (Presentación Apostólica en la colonia Bethel, 7 de marzo de 2015).

Cuando entró a su oratorio para elevar su plegaria, la Iglesia –que se encontraba en la Glorieta Central, en el interior del templo y en los atrios– se unió como un solo hombre en una ferviente oración al Creador. El Coro, con sus cánticos espirituales, avivó este  sublime momento. Cuando el Embajador de Cristo salió de su oratorio, se detuvo por un momento. Permaneció de pie por unos instantes en la alfombra amarilla y saludó a los hermanos del Coro y a quienes se encontraban en el interior del recinto. En su rostro se manifestaba una profunda alegría: faltan poco para que el Pueblo de Dios esté congregado en Guadalajara para celebrar la Santa Cena, a la que él, con su autoridad apostólica, ha convocado en su reciente epístola.

Hombres y mujeres –niños, jóvenes, adultos y ancianos– contemplaban con alegría descender de las escaleras del templo al Apóstol de Jesucristo. Con lágrimas rodando por sus mejillas –que se confundían con las gotas de la lluvia– le expresaban: “Le amamos Varón de Dios”, “Dios le bendiga y le guarde”… Él, como padre en la fe, correspondió a los saludos con el genuino amor de Cristo que habita en su corazón. Al llegar a la puerta de su casa invitó a los ministros y a la Iglesia a pasar a la Casa de Oración para la llevara a cabo una consagración.

El martes 28, a las 4:23 horas –una mañana fresca y despejada– el Apóstol Naasón Joaquín nuevamente salió de su casa en dirección a la Casa de Oración. Como siempre, un numeroso grupo de hermanos le esperaba para acompañarlo a hacer su oración al Creador. Una valla de niños y niñas vestidos de blanco hicieron lo propio. Durante la plegaria apostólica, que duró más de diez minutos, el Orfeón Monumental de Hermosa Provincia entonó las alabanzas: “Tuyo soy Jesús” y “Junto a ti”. Como el día anterior, al concluir este acto sublime invitó a los 19 ministros y a la iglesia que le acompañó a pasar al recinto para la correspondiente consagración.

El miércoles 29, a las 4:22 de la mañana abrió las puertas de su casa para dirigirse al jardín de la oración. Durante la plegaria apostólica, el Coro cantó las alabanzas: “Conmigo está” y “Dulce oración”. A las 4:33, luego de darle la gloria y la alabanza al Creador, el Apóstol Naasón Joaquín salió de su oratorio. “Dios les pague y les bendiga, hermanos”, dijo a los integrantes del Orfeón de Hermoso Provincia. De nueva cuenta, la Casa de Oración y sus calles adyacentes lucían pletóricas de hermanos.

Tanto en su entrada como en su salida, experimentó a su paso las expresiones de amor, fe y gratitud de parte de la Iglesia. Las manifestaciones de amor a la Elección Apostólica son multiformes. Dios, quien hace esta obra perfecta –creer en un sus enviados (Juan 6:29)–, ha tocado con el Manto de la Elección a millones de corazones para creer y reconocer la identidad de su Ungido en esta época de dispensación: el Apóstol de Jesucristo Naasón Joaquín García. Esta obra, la de creer en un Siervo de Dios, no es humana… procede de lo Alto, de acuerdo con la enseñanza bíblica.

Al final de la ferviente oración a Dios, el Apóstol invitó a todos a pasar a la Casa de Oración para participar en la consagración.

A unas horas de la oración del primero de agosto…

El domingo 26 de julio, invitó a la Iglesia de Guadalajara a congregarse el sábado primero de agosto en la Casa de Oración de la colonia Hermosa Provincia, para, dijo, acompañarlo “en el momento en que mis brazos se levanten ante el Altísimo, pidiendo que los ejércitos celestiales cuiden a su Pueblo que arribará a este ciudad”, en relación con los hermanos que arribarán a Guadalajara en el mes de agosto para participar en la Santa Cena.

En este tenor, en su Segunda Carta Apostólica escribió: “El día 1º de agosto, doblaré mis rodillas ante el Grandioso Dios, Creador del Universo, para pedirle, por primera vez, dentro de mi corto periodo de Ministerio, que os traiga con bien, que resuelva, favorablemente, todos los problemas que se interpongan, que venza, como siempre, a nuestro adversario y que nada os impida disfrutar de las grandes bendiciones que el Señor está preparando para los suyos” (Lisboa, Portugal, 30 de junio de 2015).

El Apóstol de Jesucristo, en suma, incita a sus hijos en la fe, con la palabra y el ejemplo, a ser cristianos de oración, tener confianza en ella y dar a Dios lo que a Él le corresponde: la gloria, la alabanza y la adoración. A unas horas de que eleve su oración a favor de los que vendrán en camino, la mañana del primero de agosto, la Iglesia de Guadalajara prepara sus hogares para recibir a los invitados a la fiesta más grande de toda la tierra.



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