2016-12-14



Imaginamos la amarga sonrisa de Dilma en estos días. Es que la cosa se les está poniendo difícil a los golpistas brasileños de hace pocos meses. “Fora Temer” dicen ahora los carteles, en un país que no logra salir del pozo. Mientras tanto, la imagen de Lula (el ex presidente Luis Ignacio Da Silva) avanza, imparable, en las encuestas.

Las dos notas que siguen son del diario Página/12 de ayer y de hoy:

Título: El Senado brasileño aprobó el megaajuste

Subtítulos: La Cámara alta aprobó en segunda instancia con 53 votos a favor y 16 en contra la principal reforma de Temer, avalada ya por la Cámara de Diputados / Mañana el presidente del Senado deberá promulgar la reforma constitucional.

Texto: El Senado de Brasil aprobó ayer una reforma constitucional que limita el gasto público en los próximos 20 años, una de las medidas de ahorro más controvertidas del gobierno conservador de Michel Temer.

La Cámara alta aprobó en segunda instancia con 53 votos a favor y 16 en contra la principal reforma de Temer, avalda ya por la Cámara de Diputados. El jueves, el presidente del Senado, Renán Calheiros, deberá promulgar la reforma constitucional.

El Senado aprobó la enmienda constitucional que modifica la Carta Magna de 1988 e incorpora el techo del gasto público al orden jurídico del país, algo que podrá modificarse apenas por el jefe del Estado que se encuentre gobernando el gigante sudamericano en 2027.

Justamente la encuestadora Datafolha informó que seis de cada diez brasileños rechazan el proyecto por considerarlo peligroso para los servicios básicos como salud y educación, un repudio que fue hecho visible en manifestaciones en Brasilia, Porto Alegre, San Pablo, Río de Janeiro, Belo Horizonte y Fortaleza.

El proyecto aparece en medio de la crisis política con la denuncia de que el propio Temer le pidió unos 3 millones de dólares para su partido al hoy detenido ex presidente de la constructora Odebrecht, Marcelo Bahía Odebrecht, parte de un escándalo que involucra a decenas de senadores que votaron a favor del recorte del gasto.

El gobierno argumenta que el proyecto del ministro de Economía, Henrique Meirelles, cuestionado por la ONU debido a que involucra a las partidas presupuestarias salud y educación, será para revertir el déficit primario (ingresos menos gastos presupuestarios) que el propio Temer elevó a 170.000 millones de reales, (unos 45.000 millones de dólares), el doble del que había proyectado la destituida Rousseff. En ese marco, para salud y educación el congelamiento se aplicará a partir de 2018. El salario mínimo, que durante 13 años tuvo actualizaciones por encima de la inflación, también será sometido al techo del gasto.

La reforma impone un techo anual para el gasto público a partir de 2017, orientándose en la tasa de inflación de los 12 meses anteriores.

Temer había hecho de la enmienda constitucional uno de sus proyectos estrella desde que asumió formalmente la presidencia de Brasil, el 31 de agosto. Con la medida, el Ejecutivo de Temer espera frenar el fuerte déficit público, que este año alcanzará los 169.000 millones de reales (50.000 millones de dólares), según el Palacio de Planalto.

La reforma generó el rechazo de la mayoría de la población. En Brasilia y en San Pablo, el corazón financiero del país sudamericano, hubo protestas. Según una encuesta publicada este domingo por la empresa Datafolha, un 60 por ciento de los brasileños se opone a la medida.

Pese a conseguir una amplia mayoría en el Congreso, la reforma obtuvo ayer menos apoyos que en la primera votación en el Senado el 29 de noviembre, cuando 61 legisladores votaron a favor del PEC 241, como se conoce a la controvertida iniciativa en Brasil.

Temer ha convertido su paquete de austeridad y de recortes en uno de los pilares de su plan de gobierno para reanimar la economía brasileña. El país sudamericano cerrará 2016 previsiblemente con un déficit de más del tres por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI) por segundo año consecutivo.

El mandatario, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, estará en el cargo hasta finales de 2018, cuando finaliza el segundo mandato para el que Rousseff fue reelegida en 2014. El líder conservador ha señalado en varias ocasiones que no se presentará a las próximas elecciones presidenciales.

La mayor parte del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) de Temer y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que dominan la coalición oficialista, también trabaron una propuesta del Partido de los Trabajadores y el resto de la izquierda opositora.

El gobierno se puede dar por satisfecho, según los analistas, porque en el medio de la crisis política y de corrupción logró más de los 49 votos necesarios, aunque lejos de los 69 que había logrado a inicios de noviembre, en la primera votación de la Cámara alta.

“Aprobamos el texto, ganamos, eso es lo importante: en medio del vendaval, no dimos señal de debilidad”, dijo el líder del bloque oficialista, Riomero Jucá, ex ministro de Temer y denunciado por corrupción por recibir unos 7 millones de dólares de la empresa Odebrecht.

En su réplica, la senadora Fátima Bezerra, del Partido de los Trabajadores (PT), advirtió que “lo que se comete aquí es un delito de lesa patria, porque están condenado a la mayoría de la población a congelar las inversiones a los servicios que usan los pobres, pero no habrá techo para pagar los intereses de la deuda pública”.

En una reunión con sindicalistas, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, procesado en tres causas por supuesta corrupción y favorito en las encuestas para nuevas elecciones, dijo que los proyectos del gobierno, como la reforma previsional, “se remontan a la época de la esclavitud”.

El bloque oficialista encontró dos grietas en torno de Temer: primero, el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, presidenciable del PSDB, criticó la enmienda al afirmar que “el presupuesto de salud no va a cerrar, porque estará actualizado por la inflación y es un sector ampliamente dolarizado”. “Hay que cortar de otro lado”, dijo Alckmin, abriéndose del gobierno en el momento de mayor fervor del equipo económico, que no logra sacar al país de la recesión.

En el remolino de escándalos, también aparecieron con fuerza presiones para convocar a elecciones anticipadas, algo que puede ocurrir hasta el 31 de diciembre, mitad del mandato original de Rousseff; caso contrario, el Congreso debería elegir un mandatario hasta 2018.

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Título: Lula suma imagen, Temer toca fondo

Autor: Darío Pignotti (desde Brasilia)

Epígrafe: El ex mandatario, blanco de ataques periodísticos y judiciales cotidianos, tiene 26 por ciento de aprobación frente al 4 de Temer. Este panorama, sumado al creciente pedido de elecciones, da nuevos bríos a la probable candidatura del histórico dirigente de la izquierda.

Texto: Luiz Inácio Lula da Silva más que sextuplica en popularidad a Michel Temer, con un 26 por ciento de intenciones de voto, aprobación que le daría la victoria en la primera vuelta de las elecciones directas reclamadas por el 63 por ciento de los brasileños, según informó ayer la consultora Datafolha.

Objeto de ataques periodísticos y judiciales cotidianos, a través de noticias contaminadas y procesos basados en “convicciones” más que en pruebas, el ex mandatario tiene el 26 % de aprobación, contra el 17 % de Marina Silva, precandidata de la Red de Sustentabilidad suma, el 8 % por Geraldo Alkmin, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) y el 4 % de Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Esos números muestran que Lula creció el 3 % desde julio y el 9 % desde diciembre, mientras Marina, ex ministra de medio ambiente que dejó el PT en 2007, perdió 6 puntos en los últimos 12 meses.

La popularidad de Lula y la exigencia de elecciones directas, publicadas en una encuesta del domingo, renovaron las voces que, dentro y fuera del PT, impulsan su candidatura a un tercer mandato.

“La burguesía dio un golpe para aumentar sus tasas de ganancia, y después de eso quiere tornar inviable la candidatura de Lula por eso es necesario garantizar el derecho de Lula a ser candidato” planteó Joao Pedro Stédile, líder del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra.

El informe de la consultora Datafolha presenta varias simulaciones con distintos candidatos a los que Lula derrotaría en primera vuelta pero no en un ballottage, donde la favorita es Marina Silva.

Esa eventual victoria de la ecologista Marina Silva se explica en las simpatías que despierta en sectores de las clases medias, esencialmente antipetistas, que luego de movilizarse por el golpe en 2015 y 2016, al grito de “Fuera Dilma” Rousseff, ahora comienzan a adherir a la consigna “Fuera Temer”.

Grogui

En el sondeo de Datafolha divulgado ayer Temer sólo encabeza una lista, la de los políticos con alto rechazo, con el 45 %, seguido de Lula con el 44 %: lo cual significa que un segmento considerable de los consultados declaró que jamás los votaría.

Sin embargo la repulsa contra Lula, muy elevada en la población blanca con ingresos medios y altos, ha caido en las últimas mediciones más del 5 %.

La aprobación del ex presidente y líder del PT impactó como un gancho al mentón en un gobierno que ya lucía grogui, con la guardia baja y en las cuerdas debido a las denuncias de corrupción conocidas la semana pasada.

Si los números de Datafolha fueron catastróficos para un gobierno de sólo 7 meses, cumplidos ayer, acaso hubieran sido peores si la encuesta se realizara esta semana, luego de que se publicó que Temer recibió unos 2,9 millones de dólares ilegales de la constructora Odebrecht.

La acusación fue realizada por un ex ejecutivo de Odebrecht, Claudio Melo Filho, y es la primera de las 77 delaciones premiadas en las que, según trascendidos, habrá más imputaciones contra miembros del núcleo duro del gobierno y sus aliados en el Parlamento, artífices de la destitución del gobierno elegido.

Entre los posibles denunciados por los directivos de la constructora aparece Eliseu Padilha, actual jefe de gabinete, del Partido Movimiento Democrático (PMDB), igual que Temer, quien ya vio rodar la cabeza de seis ministros, en su mayoría envueltos en casos de corrupción.

Ayer el mandatario suspenció su agenda de compromisos públicos para reunirse con el titular del PSDB, Aécio Neves, con quien al parecer se analizó una reforma ministerial para garantizar la sobrevivencia del gobierno.

Si hasta hace dos semanas la prensa era omisa al hablar de una salida del presidente, ahora son moneda corriente las especulaciones sobre el fin anticipado de una gestión que debería concluir el 31 de diciembre de 2018.

Fuentes cercanas al gobierno y del Congreso dijeron “sin rodeos que el gobierno corre serio riesgo de caer”, publicó ayer Folha de San Pablo.

Esos dirigentes próximos al Planalto opinan que Temer debe hacer una pronta reforma de gabinete para recuperar la gobernabilidad perdida.

En los mentideros políticos comenzó a especularse sobre quien podría asumir el gobierno si Temer finalmente tira la toalla.

Entre los nombres citados están los del expresidentes Fernando Henrique Cardoso y Nelson Jobim, ex titular del Supremo Tribunal Federal.

Cardoso, del PSDB, negó de forma ambigua su intención de ser el presidente elegido por un colegio de parlamentarios en caso de que su aliado Temer, del PMDB, no resista en pie la andandada de noticias que lo imputan como beneficiario de dinero sucio.

“No soy candidato, esas especulaciones afectan al país” afirmó ayer  Cardoso. “Yo no voy a colaborar en afectar la confianza (en el gobierno), cualquier especulación yo no soy de asumir esa posición”, insistió. Pero volvió a hablar de la vulnerabilidad de Temer y comparó a la actual gestión con una “pinguela”, palabra poco usada en el portugués formal,  que significa “puente rústico, precario, hecho con troncos, sin barandas laterales”, que puede desplomarse ante el menor soplido de viento.

Cardoso posiblemente apuesta a ser el beneficiario de un eventual “golpe dentro del golpe”, un escenario que la derecha ha diseñado ante el fracaso de la actual administración, según dijo la semana pasada Lula, cuando recibió a la expresidenta Cristina Fernández en San Pablo.

Nuevas denuncias

El presidente del Senado brasileño, Renan Calheiros, fue denunciado ayer por corrupción y lavado de dinero en el marco de la conocida operación policial “Lava Jato”, poco después de haber sido acusado de peculado por la justicia. El fiscal general de la República, Rodrigo Janot, presentó la denuncia contra Calheiros ante el Tribunal Supremo de Brasil (STF). Ahora es la Corte la que debe decidir si acepta la denuncia para que el político del partido del presidente Michel Temer, el conservador PMDB, pueda ser sometido a juicio. Según el portal de noticias UOL, Calheiros es acusado de haber recibido 800.000 reales (casi 240.000 dólares) en 2009 por hacer de intermediario para que el grupo de ingeniería Serveng Civilsan obtuviera un contrato con la petrolera estatal Petrobras. Janot acusó a Calheiros y al diputado Aníbel Gomes, también miembro del PMDB, de haber ocultado y disimulado el pago de esos recursos. La semana pasada, el juez del Supremo Marco Aúrelio Mello ordenó la suspensión de Calheiros debido a acusaciones de que había desviado recursos públicos hace más de diez años para pagar la manutención de una hija suya. 

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