El británico Sam Smith vivió su gran noche el domingo al llevarse cuatro Grammy y consolidarse como la nueva estrella de la industria musical, en una velada en la que Beck dio la sorpresa ganando el Álbum del Año.
Beyoncé y Pharrell Williams, que optaban a seis galardones, se fueron a casa con tres gramófonos cada uno, aunque ninguno de ellos en las categorías importantes.
La mayor fiesta estadounidense de la música, convertida en un concierto de más de tres horas, también reservó premios en sus categorías latinas para Rubén Blades, Calle 13, Carlos Vives y Vicente Fernández.
La gala en el Staples Center de Los Ángeles estuvo marcada además por el reclamo de algunos artistas en contra de las represiones policiales y la violencia doméstica, dos temas que hacen hervir las redes sociales.
Madonna demostró que el tiempo no pasa para ella y cantó un pegadizo tema de su último álbum vestida con aires toreros, un ritmo que contrastó con el minimalismo de “FourFiveSeconds” de Rihanna, Paul McCartney y Kanye West.
Juanes cantó en español “Juntos” y los duros de AC/DC desplegaron toda la fuerza del hard rock, mientras que Lady Gaga y Tony Bennett entonaron un coqueto “Cheek to Cheek”.
Corazón roto, corazón contento
Smith salió coronado como el Mejor artista nuevo y el rey de la balada romántica gracias a su tema “Stay With Me”, que le valió los galardones a Canción y Grabación del Año.
Su primer disco “In The Lonely Hour”, el tercero más vendido en Estados Unidos el año pasado, se llevó además el premio a Mejor álbum pop vocal.
“Quiero dar las gracias al hombre que inspiró esta grabación, del que me enamoré el año pasado. Muchas gracias por romper mi corazón porque me diste cuatro Grammy”, declaró con su cuarto premio de la noche en las manos.
El cantautor estadounidense Beck rompió los pronósticos al lograr el trofeo a Álbum del Año por “Morning Phase”, un trabajo en el que destacan la melancolía de su guitarra y los arreglos musicales.
Su disco también le dio los Grammy a Mejor álbum de rock y Mejor arreglo para álbum, no clásica.
Beyoncé fue recompensada con los premios a Mejor canción y Mejor interpretación de R&B por “Drunk In Love”, un sensual tema que canta junto a su esposo Jay Z, además de otro por Mejor álbum con sonido envolvente.
Williams recibió de su lado los gramófonos a Mejor álbum urbano contemporáneo por “Girl”, y Mejor Interpretación pop individual y Mejor video por “Happy”, la canción de la felicidad.
Reivindicaciones
Los artistas aprovecharon la increíble plataforma que son los Grammy, una gala seguida por decenas de millones de espectadores en todo el mundo, para sacar su vena activista.
Mientras cantaba su himno “Happy”, Pharrell Williams alzó las manos al cielo para reclamar el fin de las agresiones policiales contra la población negra, sacudida el año pasado por la muerte de varias personas en diversos incidentes.
Beyoncé repitió el gesto cuando interpretó “Precious Lord, Tale My Hand”, una impactante actuación que puso el broche final a la noche.
“Como en la literatura y las vidas negras, los discos también importan“, dijo Prince al subir al escenario.
El rechazo a la violencia de género fue el otro tema reivindicativo, que tuvo como portavoces al presidente Barack Obama -hizo una aparición estelar por video- y la cantante Katy Perry.
“Es nuestra responsabilidad crear una cultura donde la violencia no esté tolerada”, dijo Obama al pedir a los artistas que usen su poder para transmitir este mensaje.
Latinos al poder
En la gala previa, durante la que se premiaron más de 70 categorías, el panameño Rubén Blades y la banda puertorriqueña Calle 13 triunfaron en las categorías latinas.
Blades ganó el Mejor álbum pop latino por “Tangos”, en el que se atreve con un género muy diferente a su habitual ritmo salsero. Es el séptimo gramófono de su dilatada carrera.
Calle 13 se alzó de su lado con el Grammy a Mejor álbum latino de rock, música urbana o contemporánea por “Multiviral”, un disco que incluye la reivindicativa “El aguante”.
Los otros ganadores latinos fueron Carlos Vives por “Más + Corazón Profundo”, Mejor álbum tropical latino, y Vicente Fernández por “Mano a Mano”, Mejor álbum de música regional mexicana.
La alfombra roja volvió a ser una llamativa pasarela en la que la rapera Nicki Minaj no dejó casi nada a la imaginación con su vestido negro en V hasta el ombligo y Rihanna flotó en un nebuloso vestido rosado de tul.
Taylor Swift, que se fue a casa con las manos vacías, se distinguió con un original pero elegante vestido de color esmeralda corto por delante, mientras que la rapera australiana Iggy Azalea apareció con su cabello rubio trenzado en forma de corona, que le daba aires de realeza.